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CIENTOS EN MARCHA POR LA PAZ EN ACAPULCO

La columna silenciosa de cientos de acapulqueños marchando por la paz, se cruzó en la costera Miegue Alemán con con convoy militar, cuyos miembros bajaron los ojos como avergonzados.


"Estamos hasta la madre" rezaba una de las mantas que portaban hombres y mujeres vestidos de blanco que salieron alrededor de las 5 y media de la tarde de ayer desde el punto conocido coo Asta Bandera, rumbo al zócalo.


La mayoría son padres de familia. Uno de ellos porta una cartulina blanca que dice "Va por mi hijo"; otros levantan más pancartas "Calderón entiende, para esta absurda guerra". Caminan silenciosos. UNos son creadores y promotores de cultura, periodistas; también hay algunos políticos y académicos universiatrios, que se ponen para la foto del recuerdo.


No hay gritos, ni consignas. El grito más fuerte es su silencio vestido de blanco, parafraseando a la gran escritora del 68, Elena Poniatowska. La gente se para en las banquetas y a la salida de los centros comerciales y mira con simpatía.


Es asombroso, pero ningún partidom ningún político se ha hecho de la conducción o coordinación; coordinadores parece haber muchos, como si se hubieran puesto de acuerdo, pero de manera espontanea van diciendo cuando avanzar, cuando frenar. cuando dejar que pasen los carros.


Ahí estuvo la marcha por la paz en Acapulco, otros tantos esperaban en el zócalo.
En los Pinos alguien más esperaba, no sólo los reportes de cuantos fueron en todas las ciudades donde se marchó, sino algún consejo sobre cómo salir de esta ratonera en la que los derechosos del yunque lo metieron.


¿Cómo parar la guerra sin aceptar que estuvo equivocado en su política militarista, sin admitir una derrota, sin ceder a la impunidad de los grupos del crimen?

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