Luchando bajo la lluvia
La solidaridad que sí se siente
Francisco Javier Flores*
La frase en la cartulina es contundente: “¡Señor Navarrete: Páguele a mi papi!”.
Con apenas tres añitos y medio uno y casi siete el otro, los pequeños Jonathan y Cristopher ya saben lo que es la lucha social.
A medio camellón, sujetando firmemente el pliego con la consigna y con mamá y papá junto a ellos cubriéndoles con un paraguas de la ligera llovizna, los pequeños contribuyeron a su modo con la manifestación pacífica que desde el pasado 28 de junio iniciaron los trabajadores del Diario 17 en demanda del pago de sus salarios y regularización de prestaciones. Nada más.
Así como ellos, han sido decenas, tal vez cientos, los acapulqueños que han visto con agrado y simpatía la lucha emprendida por los hombres y mujeres -todos jefes de familia- que colaboran en la empresa que se ufanaba, en sus inicios, de ser “El periódico guerrerense hecho por guerrerenses”, slogan que cambió por el de “El periódico independiente”.
Y es que de verdad contagia el entusiasmo con que esos hombres curtidos por la tinta, el revelador, el sensibilizador, la goma y el sonar diario de las teclas de la computadora participan día con día en el volanteo, el boteo, exhibiendo la lona que amablemente obsequió un rotulista vecino.
Es motivante observar a las muchachas de Publicidad, a las de Administración, de Contabilidad, así como a los jóvenes (algunos no tanto) de Circulación fletarse varias horas parados, algunas veces bajo los inclementes rayos del sol, pero la mayoría como bien lo dice una cartulina de las elaboradas por el enjundioso Nachito “Luchando bajo la lluvia”.
Qué no decir del señor Escobar, con tanta experiencia a cuestas, poniendo el ejemplo de lo que debe ser la solidaridad. Es lo que se ve, lo que se siente, lo palpable. Con todo y que el grito “¡Estoy con ustedes!”del que va pasando con el pulgar hacia arriba también es válido. El respaldo del decano de los reporteros de Sociales ha tocado las fibras más sensibles de nuestro estómago.
Es el mismo respaldo que se le agradece al buen Emilio, a Maribel, a la señora Juanita, a don Pedro el de la tiende de enfrente, a la hermana de Jacky, a Julio Zenón que le quitó horas a su sueño y despensa a su familia para compartirlas con nosotros, y de todos aquellos que al pasar cooperan gustosos con el botecito.
A todos ellos, lo mismo que a los pequeños Jonathan y Cristopher, no podemos más que decirles Gracias, que nos sigan apoyando y que mientras no haya solución la lucha seguirá aún contra las inclemencias del tiempo.
*Reportero. Dos veces premio estatal de periodismo parlamentario.
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