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Ángel Aguirre bajo la tormenta


El asesinato de dos estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, el pasado 12 de diciembre, en la salida sur de Chilpancingo, ha puesto al gobernador guerrerense Ángel Aguirre Rivero, bajo una verdadera tormenta, cuyo efecto se ve incrementado por otros sucesos en la entidad y que hasta ahora el equipo del mandatario no ha podido afrontar con eficiencia.
De lo que se derivó de esos hechos se puede destacar la desafortunada actuación política del gobierno estatal al actuar bajo la bandera del PRD pero con conductas propias del PRI. En esencia esto condujo a la muerte de los dos normalistas y al peor escándalo político que ha enfrentado Aguirre Rivero en los 8 meses de su gestión: Si ese bloqueo normalista demandando la presencia del titular del Ejecutivo hubiera ocurrido en un gobierno realmente perredista, por ejemplo en el DF, Marcelo Ebrard, si habría acudido al diálogo con los estudiantes, en  lugar de mandarle a los gorilas policiacos. Aquí en cambio, el gobernador menospreció la manifestación de protesta y no mandó ni siquiera a su operador, Humberto Salgado, mientras que la gente que mandó incapaz ante este tipo de protestas, dejó fluir las cosas hasta que ocurrió el asesinato de normalistas.
También se destaca el burdo manejo de la crisis post asesinato y el descarado linchamiento ordenado por Aguirre contra los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, en los medios de comunicación comprados, como publicó Proceso, con diversas cantidades de billetes, con lo cual el mandatario pretende eludir su responsabilidad, como jefe político del estado, como jefe directo del Procurador quien ya dijo que mandó a la policía cumpliendo órdenes del gobernador.
El linchamiento en los medios trata de convertir en los malos de la película a los estudiantes que perdieron la vida, que fueron torturados y que fueron injustamente detenidos por las fuerzas represivas de Guerrero, cuando ellos no han hecho más que luchar por su derecho a la educación y si estaban bloqueando ese día fue porque el gobernador no los había recibido ni aún en las citas que él mismo les puso.
Al asesinato de los jóvenes Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, ante decenas de reporteros, durante una manifestación pública en la principal vía de acceso al estado, se suman situaciones como:
·       La desaparición del jefe de información de periódico Novedades Acapulco ocurrido el 7 de junio de este año, Marco Antonio López Ortiz. (por cierto que el gobierno que derrocha recursos en la prensa dócil, a ese periódico, Novedades, no le ha comprado publicidad)
* La muerte de la ex esposa de Lucio Cabañas, la muerte de un ecologista dentro de una cárcel de Iguala
* El secuestro de dos líderes ecologistas y el “levantón” de 17 personas en la sierra de Costa Grande
* El asesinato del líder de taxistas de Ometepec, quien era uno de los más aguerridos que mantenía en jaque al gobierno estatal
* El asesinato del diputado federal “500”, Moisés Villanueva,(quien se negó a salirse del PRI para irse al PRD, como se lo pidió Sofío Ramírez) cuya curul fue ocupada reciente e inopinadamente por el ex secretario de desarrollo rural del gobierno estatal, Sofío Ramírez, uno de los señalados, en un principio, como sospechoso de la autoría intelectual del asesinato.
Pese a ello, no todo su equipo parece ser consciente de la situación y al contrario, muchos de ellos han sido presa del pánico y están actuando descoordinadamente, dando palos de ciego, lo cual está empeorando las cosas:
El primero que dio un paso en falso fue el ahora ex procurador Alberto López Rosas, quien en vez de ser prudente ante la gravedad de las cosas y buscar la coordinación con las fuerzas federales, para afrontar públicamente las consecuencias del asesinato de los normalistas, se fue contra los federales, mintiendo además, al menos así se vio en la opinión pública pues mientras él decía que había mandado a sus elementos desarmados, en los videos de todas las televisoras aparecían disparando y armados. El daño hoy sería menor si hubiera esperado a coordinar la respuesta institucional, pero hoy insiste en enfrentarse a la federación, cuyo papel en Guerrero ha sido crucial para disminuir el índice delictivo.
López Rosas, es hoy un cabo suelto peligroso para la causa del gobernador, pues mientras sigue pegando a la federación obliga al gobernador a deslindarse y ello complica la situación del ex procurador pues termina por ser ubicado como el problemático ante la federación y en vez de bajarle de nivel, el perredista amenaza veladamente al gobernador al mencionar que él mandó a los policías acatando la orden del gobernador.
La situación ha llegado al nivel en que la suerte del gobernador depende de factores externos a la entidad, en especial, del PRD nacional, el cual toma sus determinaciones conforme a sus acuerdos internos de las corrientes. Y las corrientes, al menos las de mayor peso del PRD hoy no están tan contentas con el gobernador. Lázaro Mazón, David Jiménez y el propio López Rosas, se sienten presionados. A López le habían impuesto gente y ahora lo dejan solo con el problema de los ayotzinapos, a Lázaro y Rumbo, les han impedido manejar su propio presupuesto y los han colocado como empleados de la esposa del gobernador, quien desde el DIF actúa como una vice gobernadora. Si ese malestar de estos personajes se trasmite a sus corrientes nacionales y no se aplica ya una medida de mitigación, esas corrientes pueden no tomarse tan en serio la defensa del gobernador en el Senado, ni en la cámara de diputados federal, donde realmente se va a decidir la suerte de Aguirre Rivero.
En esas cámaras, los acuerdos en torno al mandatario estarán en manos del cabildeo del PRD con los legisladores del PRI y del PAN y hay que recordar que el PRI nacional no está muy contento con la forma en que perdió el estado de Guerrero y que eso les puede llevar a tomar revancha ahora que la vida les da la oportunidad.
Paradójicamente son los priistas guerrerenses y no los perredistas los que han asumido la defensa del ometepequense y habría que ver qué tanto esa defensa se lleva al ámbito nacional para salvarle la cabeza.
Otro elemento peligroso para el gobernador es la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), pues apenas en junio fue dotado de las nuevas facultades que le permitieron citar a declarar al gobernador Aguirre –lo que es histórico- y puede que no desperdicie la oportunidad de dar una muestra de independencia del poder y llevar a juicio al mandatario de Guerrero, pues de lo contrario la CNDH quedaría evidenciada ante la opinión pública al proteger a un actor a todas luces responsable y dar con ello carta de naturalidad a la impunidad y al abuso de poder. ¿Cómo echar la culpa a “fuerzas oscuras” si todos vimos en los videos que fue la policía, es decir, el gobierno quien asesino a los jóvenes estudiantes?
Hoy los caminos del gobernador debieran ser los de la prudencia. Renunciar a una parte del pastel del poder y dar jugada real a las corrientes del PRD a las que solo les dio cargos de membrete, para amarrar el apoyo del PRD nacional, el real, no el diplomático; dar pasos rápidos para que policías y funcionarios de su gabinete involucrados sean castigados y conciliar con los ayotzinapos y los grupos radicales de Guerrero. El precio sin duda es alto, pero si es para salvar la cabeza, bien lo vale. 

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