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La democracia política no trajo

Palabras Mayores
                                     Por Jorge Romero Rendón
Hoy, 7 de junio celebramos la Libertad de Expresión. Unos consentidos en privado desde el poder, otros de forma independiente como un ejercicio que nos recuerda que en los tiempos de la normalidad democrática y del cambio político en México, el Derecho a la Información ha quedado rezagado en nuestra vida pública.
Hoy, cuando tenemos elecciones más o menos libres, cuando hemos probado ya en Guerrero la alternancia política en el poder, estamos asistiendo también, a contracorriente, a una cerrazón informativa y a una manipulación convenenciera de lo que hacen las instituciones públicas y los actores políticos en general.
O dicho de otra manera, la democracia no está correspondiendo con su cuota de transparencia en el uso de los recursos públicos ni en la acción de los gobiernos, de los partidos, del Congreso local ni en el Poder Judicial ni en las instituciones que se deben en su labor a la ciudadanía.
Partidos y candidatos solo rinden cuentas a la autoridad electoral (con una mera comprobación facturada de gastos), los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial no transparentan el uso que le dan al dinero público, y solo se informan entre sí de sus acciones de manera limitada y de espaldas a la sociedad. Sus páginas de internet son un mero recuento de boletines y fotografías oficiales, guías de trámites, pero en ellas nunca se ha demostrado cómo funcionan, qué salarios tienen, cómo hacen sus adquisiciones, en qué gastan y qué resultados efectivos tienen sus programas oficiales.
Lo mismo sucede con los sindicatos, con universidades, organismos descentralizados, fundaciones y con todo aquel que recibe de una forma u otra recursos públicos para su operación.
Llegó la hora de la transparencia…
Lo que se le ha olvidado a los movimientos “universitarios” y sociales que demandan “equidad y democratización informativa” a las cadenas privadas de televisión nacional, es justamente el exigir a las instituciones públicas que respondan al reclamo ciudadano de transparencia en su funcionamiento, y que para que las propias empresas de comunicación lleguen a reflejar dicha “democratización”, primero tenemos que presionar porque los gobiernos federal, estatal y municipales rindan cuentas en serio, que hagan un esfuerzo de apertura informativa, pues no bastan las entrevistas banqueteras ni las conferencias de prensa manipuladas –a las que solo tienen acceso quienes están en la lista oficial y subsidiada de sus oficinas de prensa- para decir que se responde de verdad a la demanda informativa de la sociedad.
Incluso en nuestra Constitución, el Artículo 6° solo reza que “el Estado garantizará en todo tiempo y lugar el Derecho a la Información”, pero despues de 30 años de haberse reformado en ese sentido nuestra Carta Magna, ni los gobiernos han cumplido esa obligación, ni los medios la hemos hecho exigible. Le estamos quedando a deber a la sociedad.
Hoy, no se vale festejar la “Libertad de Expresión” en comelitonas privadas ni con boletitos de rifas, sin antes reflexionar sobre la trascendencia de que en este momento dejemos de hacernos eco de la manipulación informativa, y de utilizar conductos directos para presionar hacia la apertura informativa en los gobiernos del estado y municipales, en el Congreso local y en el Tribunal Superior de Justicia.
Pero tendrá que ser por propia mano, porque ni el instituto subsidiado ni las oficinas de transparencia gubernamentales han cumplido su misión.
El gobernador Ángel Aguirre Rivero se comprometió en su campaña electoral de 2010-2011 a hacer de la transparencia parte esencial de su ejercicio de gobierno. Hay que tomarle la palabra…
Correo electrónico: rendon59@gmail.com

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