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La Soberbia de Voceros de Candidatos

Política Al Margen
Por Jaime Arizmendi
 
*Sobra un César así para AMLO
 
Argonmexico / Si no estás conmigo, ¿Estás contra mí?. Montados en actitudes triunfalistas antes de tiempo, y con la soberbia como su única "virtud", hay "voceros" que más que ayudar al ungido de su partido o coalición partidista, lo alejan de la gente; como si ellos fuesen los únicos derechohabientes para detentar el poder que aún no tienen.
En abril de 1994, unos meses después del surgimiento del EZLN en Chiapas, el entonces candidato presidencial del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, viajó a la Selva Lacandona a encontrarse con la dirigencia indígena que encabezaba el subcomandante Marcos.
Luego de esa reunión efectuada "a piedra y lodo" entre Cuauhtémoc y el considerado "salvador de la clase indígena", a muchos sorprendió que el "guerrillero" se pronunciara a favor del candidato panista presidencial, Diego Fernández de Cevallos, y no como era de esperar, por el abanderado de la izquierda.
Pero eso no fue todo. Para los reporteros que fuimos enviados a realizar la cobertura informativa del encuentro -el primero entre "Marcos" y Cuauhtémoc tras el "levantamiento" en Chiapas--, la situación se complicó porque una mano, nada santa, decidió "palomear" la lista de comunicadores que entrarían a dar seguimiento de la reunión, tachoneó a quien quiso.
Desde esas fechas ya andaba por ahí un sujeto que de cuando en cuando se acercaba a los periodistas para comentarles algo sobre la agenda del candidato, pero sólo eso. A él mismo se le achacó la autoría del primer borroneadero de nombres de reporteros y medios, bajo el argumento de que "no eran bien vistos por Marcos o por Cuauhtémoc".
La reacción de la mayoría de los comunicadores sentenciados por esa "mano negra" a difundir solamente la información que se les entregara en propia mano, no se hizo esperar. Las notas negativas o de reclamo llegaron a ocupar incluso la "principal" en periódicos como El Sol de México, donde trabajaba y firmó éste reportero.
Años después, el susodicho, quien responde al nombre de César Yáñez, reapareció en la escena política cuando Andrés Manuel López Obrador lo designó su coordinador de prensa en el Gobierno del Distrito Federal. Y desde ahí, el tipo de quien se afirma nunca ha dado un teclazo, volvió a las andadas.
Por sus pistolas, decidió destinar la mayor parte, o casi toda la partida del presupuesto del GDF dirigida al rubro de medios de comunicación e imagen a sólo unos medios, los que para él "son de izquierda". Para los demás, ni un centavo en materia de publicidad oficial del gobierno capitalino.
Lástima, no hubo un solo asesor que advirtiera al tabasqueño del peligro, verdadero, que eso le podía significar para sus inquietudes futuristas. Porque en campaña sí invitan a todos los medios.
Y es que, ese desdén con que El Cesarín trató a casi todos los comunicadores que no trabajaban en el único diario o en la única revista "que sí entienden la forma de hacer política de Andrés Manuel", los convirtió en sus promotores naturales de la imagen negativa de "El Peje".
Desafortunadamente, al considerar que según los ojos con que ellos ven al otro: si no estás de mi lado, estás en mi contra; ha sido convertida en una mala estrategia comunicacional que se ha repetido ahora. Compañeros comunicadores así lo comentan.
Y sí. De la "fuente" de comunicadores que acompaña de manera cotidiana a López Obrador en su actual campaña político-electoral, no más de una docena reciben un trato preferencial de parte de los integrantes del equipo de comunicación social que coordina César Yáñez (un tal Marcos Ramírez y Carmen Núñez).
Bajo esa perspectiva ciega, los reporteros de Formato 21, Grupo Acir, Enfoque, Notimex, el Sol de México y todos los de otros medios de comunicación que son enviados a realizar la cobertura informativa, al igual que fotógrafos y camarógrafos, al ser considerados "nada afines a la izquierda"; son ignorados y tienen que padecer el desdén del "vocero" de Andrés Manuel.
A éstos periodistas calificados como "antiízquierdistas", no se les envía la agenda de AMLO en su campaña "proselitista". Nadie les pasa versiones de los discursos y entrevistas que concede de cuando en cuando el tabasqueño.
Y lo que es peor, no los dejan ni acercarse al convoy del "candidato" del PRD, mucho menos que intentaran siquiera subirse a los templetes de los mítines que celebra "El Peje". Ahí, sólo pueden estar "los comunicadores de izquierda".
De no ser por los colaboradores de Jésús Zambrano, de la vocería oficial de la dirigencia nacional del Partido de la Revolución Democrática, los comunicadores que son enviados a efectuar la cobertura de la campaña de AMLO, carecerían del material informativo para poder redactar sus notas, crónicas y reportajes.
Entre ellos, los de la "fuente" encargada de tal labor comunicacional, se corre el "borrego" (rumor), de que en próximos días, los identificados con el izquierdismo que se dice profesa López Obrador, recibirán por parte de "la campaña" de la coalición que conforman los partidos PRD, PT y Movimiento Ciudadano, el pago de "sus gastos" y "viáticos".
Se dice que a esos comunicadores de "izquierda", les pagarán lo que han gastado en viajes aéreos, hoteles, restaurantes, taxis y hasta en "refrescos", durante la cobertura de la campaña.
A esto, que resulta inconcebible para todos, se le debe marcar la creciente duda de que según  la nómina "oficial" de esa campaña presidencial, personajes cercanos a AMLO, como el famoso "chofer Nico" y el mismo César Yáñez, saben vivir con los 12 mil pesos mensuales que cobran por su "intensa" labor.
La incredulidad entre los comunicadores crece cuando observan que al bien vestido "Nico", se le ve desarrollar la coordinación de la "logística" de la campaña, con guapas jovencitas que desempeñan el rol de edecanes, que "le obedecen en todo", ese sueldo no le alcanzaría para vestir así.
Igualmente, a César Yáñez, quien todos los días se le ve enfundado también en atuendos (camisas, pantalones y calzado de prestigiados diseñadores), los 12 mil pesos mensuales no le alcanzarían para maldita la cosa. La realidad es que quizá ambos funestos personajes dan vida al viejo adagio de los antiguos empleados bancarios: ¡Vista como deba, aunque deba lo que viste!.
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