Gallery

header ads

El drama de la familia Chavarria

Enrique Vargas

Una terrible situación es la que vive toda la familia Chavarría por el secuestro y aprehensión de Benito Gerardo Agustín Chavarría, ya que no existen evidencias reales de los delitos que le imputa dolosamente la PGR, que lo detuvo directamente o por medio de alguna otra corporación, en un departamento en la parte nororiente de Chilpancingo, cuando se encontraba con un grupo de conocidos suyos.
Cuatro fueron los detenidos, entre ellos Benito. En la información que se proporcionó de parte de la Operación Guerrero Seguro, que desarrollan los gobiernos estatal, federal y hasta el municipal, se asegura que hay un cabecilla del grupo de supuesta delincuencia organizada, otro que es su escolta, supuestamente, una mujer, pareja del primero, y Benito Chavarría.
A esté último lo identifican también con el apodo de "el Beni", que es un recurso que utilizan las policías para hacerlos aparecer como delincuentes, y aseguran que era el encargado de coordinar los levantones y homicidios de integrantes de grupos antagónicos. Es una tarea propia de un sujeto violento, que sepa utilizar la fuerza, sin miramientos contra sus adversarios y habituado al manejo de armas y de vehículos de dudosa procedencia.
Esa es una imagen absolutamente ajena a esa persona, estudiante del tecnológico de Chilpancingo, próximo a terminar su carrera de Administración de Empresas, y quien no tiene automóvil, ni se le vio manejando vehículos diversos ajernos. Se desplazaba en una motocicleta roja, de precio popular, que compartía con sus dos hermanos, Oscar y Marco.
Desaparece el domingo 8 de julio, sacado de ese departamento en Chilpancingo, con violencia, aunque la autoridad asegura que la aprehensión se hizo en el Ocotito, en la madrugada del lunes y lo mantiene en calidad de desaparecido hasta el miércoles, cuando, por filtraciones se sabe que está detenido en Acapulco, en el hotel Las Playas, que utiliza la PGR.
Su madre, Azucena Chavarría y sus tías Mirna y Sandra se movilizan para ayudarlo y tratar de recuperarlo, pero el trato de los elementos de la PGR es de lo más brutal, pues golpean al detenido, ignoran a los familiares, no permiten que lo vean y sólo le dan 5 minutos a su abogado y a la representante de derechos humanos, que advierten que está muy golpeado.
Se movilizan los familiares con una marcada carencia de recursos para tramitar un amparol que es recibido por el Poder Judicial Federal, para evitar que lo muevan de Acapulco.
Sin embargo, con la arbitrariedad propia de la PGHR se lo llevan la mañana del viernes a un penal en Matamoros, Tamaulipas.
También intervino para tratar de ayudarlo Martha Obeso Cázares, viuda del diputado Chavarría, titular del Poder Legislativo de Guerrero, asesinado hace tres años, sin que nadie escuche sus reclamos.
La situación de la familia es terrible, porque sin recursos es casi imposible ir a Matamoros a seguir el proceso contra Benito. Le piden al gobierno del estado su ayuda, sólo les responden: "No nos toca hacerlo, es un caso de la PGR y concretamente de la SIEDO".
Armando Chavarría, tío directo de este joven destruido por la PGR, fue el perredista más destacado en Guerrero por muchos años. Formó a muchos de sus colaboradores para que hicieran carrera política, como David Jiménez Rumbo, Celestino Cesáreo Guzmán, Carlos Reyes Torres y todos los que se ampararon en el Polo Guerrerense de Izquierda, que creó su jefe político. Todos ellos y otros más están en buenas posiciones, pero hasta ahora ninguno les ha brindado un mínimo de ayuda y apoyo a la familia del político que les dio todas las oportunidades hasta llegar a las posiciones que ahora ocupan y en los que se han enriquecido.
La familia, sus amigos, sus conocidos, los compañeros de la escuela, de los lugares donde trabajó, rechazan absolutamente que Benito Chavarría sea un delincuente y que tenga que ver con todas esas acusaciones que le crearon y los objetos que les sembraron para inculparlos. Benito y su familia viven humildemente, jamás hubo muestras de que alguno de ellos gastara más de lo poco que tenían en sus modestos empleos, cuando los tuvieron.
Ninguna de las manifestaciones de ostentación que se observan en quienes andan metidos en asuntos chuecos se observó nunca en Benito, según el testimonio de sus muchos conocidos, como el que gastara más de lo que había ganado o que se luciera con vehículos de procedencia desconocida o con ropa cara y todas esas cosas por el estilo.
Todo indica que la acusación de la PGR es totalmente falsa, sembrada, inventada y que con ella van a destruir la vida de ese joven que trataba de labrarse un futuro con el estudio y el trabajo y que de la misma manera hacen un daño terrible a la madre, viuda, que con muchos esfuerzos lograba sacarlos adelante.
La madre, Azucena, trabaja en la UAG, en un puesto modesto, de sobrevivencia, que ahora deberá dejar o pedirá permiso para ir a buscar a su hijo, a seguir la incertidumbre de su proceso, largo, tortuoso, propio de un deteriorado sistema judicial mexicano y de la perversidad y absoluta irresponsabilidad de la PGR.
Por eso, Felipe Calderón se niega a promulgar la Ley de Víctimas, que ampara y protege a quien son víctima de la delincuencia, pero también de los abusos del poder, como en este caso, de la PGR, que tendría que reparar el daño e indemnizar a quienes, como en el caso de Benito Chavarría, les causan un daño casi imposible de salvar, superar y olvidar.
Benito es inocente, claman cuantos lo conocen, si acaso podría cargar con la culpa de estar con quien no debía estar en el peor momento posible, porque también señalan que era muy amiguero, fácilmente se relacionaba con la gente.
Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

Publicar un comentario

0 Comentarios