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PEÑA-AMLO; WALTON, FERMÍN Y AÑORVE, tras la elección


Los resultados electorales de la histórica elección concurrente en México, no son asombrosos, son los esperados: Enrique Peña Nieto hizo una campaña arrolladora, con el respaldo de casi todos los medios de comunicación del país y del mundo de las telenovelas, para llevar al PRI de regreso a Los Pinos. Demostró con este triunfo la prevalencia en México de los poderes fácticos, pero también la consolidación de un partido capaz de recomponerse después de haber perdido la presidencia de la República, en nuevas condiciones políticas nacionales, donde la vuelta atrás es imposible. En eso han mentido todos sus detractores maniqueos: El PRI ya no es el mismo de antes del año 2000, el país tampoco es el mismo, por tanto su triunfo no es una regresión, es un avance en la democracia, hacia la alternancia. Que los poderes fácticos cuentan en las elecciones, ni dudarlo, pero ahí están para que los partidos también lo tengan claro y cuando jueguen a las elecciones en estas reglas vigentes lo tomen en cuenta. No se gana si no se define una política hacia esos grupos fácticos.
En tanto Andrés Manuel López Obrador es, sigue siendo, el máximo líder opositor de México, una figura que representa la esperanza de las capas lúcidas de mexicanos, aquellos que han logrado romper con la enajenación y que han construido una conciencia social pese a entornos mediatizantes, que empujan a la mediocridad y a la “zombización”, pero esos millones de mexicanos aún no son tantos para ganar las elecciones a los que se dejan seducir por las telenovelas, y ni modo, hay que aceptar los resultados y, como decía Facundo Cabral: Los buenos tenemos que tener muchos hijos para que los malos no nos sigan ganando las elecciones.
Pero el triunfo de EPN no fue sólo el de los poderes fácticos y su manipulación de los medios y de las conciencias a través de ellos,  también lo fue por un ejercicio del poder federal que no dejó una percepción favorable en la población, sobre todo en el ámbito de la seguridad pública, cuya situación se volvió caótica en el calderonismo, sin que signifique que se haya generado en este periodo, pero si cuando se hizo más evidente.
Hoy no queda más que esperar que EPN cumpla sus promesas firmadas ante notario público, que mantenga el control de la macroeconomía como lo han hecho los gobiernos panistas, que fortalezca los programas sociales, que empuje las reformas estructurales con su mayoría simple en el congreso y que muestre esa capacidad de tolerancia de que han hecho gala los priistas.
En ese sentido el triunfo de EPN debe verse como una esperanza de que busque consolidar a su partido en el poder con un buen ejercicio de poder, en especial con la construcción de la paz que necesitamos y del fortalecimiento del federalismo, que es el principal cambio de la era pos PRI.
En Acapulco, por su parte el triunfo de Luis Walton ya era esperado desde antes de que se hicieran las campañas; desde que firmaron la coalición el PRD, el MC y el PT con Luis de candidato, su victoria sólo era cuestión de tiempo. Esa alianza obtuvo prácticamente los mismos votos que hubieran obtenido juntos en la elección de hace tres años, cuando esos partidos se dividieron y fueron derrotados por Manuel Añorve, hasta hora su mayor obsesión y objeto del rencor. Es una victoria que independientemente de que ya se esperaba es bien recibida porque da una vuelta de tuerca más a la alternancia en Acapulco: Walton no es el PRD, este partido lo único que hizo fue no proponer candidato propio y dejar que quienes le daban votos al sol azteca los canalizaran a Walton; Luis es de Movimiento Ciudadano y aunque se haga una administración más o menos común, la realidad es que el partido que ganó la elección fue MC, un partido distinto al PRI y al PRD que ya han gobernado, eso obliga al nuevo alcalde electo a imponer su sello propio y a hacer un buen gobierno, por el que sea recordado, como el acapulqueño pródigo, rico, líder nacional, con imagen propia, que soñó ser alcalde y lo logró, para beneficio de su entorno. Donde él vive y que sin duda tiene que esforzase por hacer más moderno y confortable.
En ese sentido el triunfo de Luis Walton es una buena noticia para Acapulco.
Por su parte el abanderado del PRI a la alcaldía Fermín Alvarado Arroyo, aunque la derrota es dolorosa, no lo es tanto cuando te vas preparando poco a poco para algo que sabes que va a llegar. Fermín sabía que eso venia y que no era porque él fuera un mal candidato candidato ni tampoco por el supuesto mal desempeño de su antecesor Manuel Añorve, sino simplemente por la suma aritmética de las fuerzas de izquierda y el efecto López Obrador que en todo Guerrero casi borró al PRI de los cargos de elección popular de carácter federal. Así lo demuestra el hecho de que Fermín no sólo refrendó los votos que sacó Añorve en el 2008 (el sólo refrendar esos 70 mil sufragios indica que no hay o al menos que no es determinante, el desengaño que los antiañorvistas claman o clamaron en toda la campaña, pese a las evidentes fallas que sí tuvo) sino que además los aumentó al pasar de los 76 mil con que ganó Añorve a los 91 mil con que perdió Fermín. Así visto, el PRI avanzó en votación y si la izquierda no hubiera ido unida, el tricolor habría vuelto a ganar, a pesar y hay que decirlo, de que hubo mucha diferencia en cuanto a la cantidad de recursos económicos de uno y otro lado, no sólo en la publicidad y en la campaña, sino en el día preciso de la votación.
Fermín con ese resultado es hoy uno de los pocos, poquísimos priistas que no quedan mal parados en Guerrero, junto con Manuel Añorve, que es el único diputado federal tricolor por esta entidad suriana, Héctor Astudillo, que será seguramente el coordinador de la diezmada fracción de diputados locales y Mario Moreno Arcos, ganador de las elecciones en Chilpancingo, pero que navega a media agua entre su jefe político el ahora gobernador perredista Angel Aguirre y su lealtad partidista.
Claudia Ruiz Massieu, es un fenómeno político que merece un artículo de análisis aparte, ya que en pocos meses según todas las encuestas rebasó en intención de voto a su compañero que encabezaba la fórmula al senado, el ex gobernador René Juárez. Prometo hacerlo un poco más adelante.

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