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'Toro', el auto blindado que vigila Acapulco

ACAPULCO, Gro.- Es todoterreno, tiene lanzagrandas, cámaras de video externas, mirillas para disparar y hasta llantas que pueden encapsular cartucho.


Erika Flores/MILENIO
ACAPULCO, Gro.- Toro es la adquisición más reciente del gobierno guerrerense en materia de seguridad. Está asignado solo para operar en el municipio de Acapulco y a primera vista es difícil no impactarse por sus características similares a las de una tanqueta del Ejército.

Este camión blindado es 4x4, todo terreno debido a la altura de su piso, techo con escotilla que permite la vigilancia a 360 grados, un lanzagranadas frontal, mirillas distribuidas para disparar desde dentro, dos cámaras de video externas, aire acondicionado y llantas capaces de encapsular cartuchos en caso de balacera.

Técnicamente es considerado el hijo del Rinoceronte, vehículo blindado que utiliza la Policía Federal desde 2009 con capacidad para 12 elementos y cuyo modelo ha sido retomado en ciudades como Cancún, Tijuana y Villahermosa para enfrentar la delincuencia y el crimen organizado. En este caso los diseñadores de Toro son jaliscienses y la única similitud que mantuvieron con el homónimo bovino es su estructura robusta color negro brillante.

"Es ad hoc a nuestras necesidades, pues está pensado para usarse en operaciones tácticas, así como de disuasión, protección y traslado de reos peligrosos. Por el tipo de blindaje avanzado con que cuenta, su grado de vulnerabilidad es mínimo. Alcanza una velocidad de 120 kilómetros por hora y pesa entre siete y ocho toneladas, que equivalen a un tráiler en el que caben diez elementos de la recién estrenada Policía Estatal Acreditable (PEA)", explica a MILENIO Leonardo Vázquez, subsecretario de Prevención y Operación Policial en el estado.

Policías VIP

Técnicamente la PEA está integrada por 371 elementos, de los cuales solo 30 pueden montar al Toro por ser los únicos entrenados en operaciones tácticas y de alto impacto. Cuatro más están capacitados y autorizados para manejarlo con opción de entrar a su cabeza en términos mecánicos: desatornillar el chasis, meter mano en sus tolvas o cambiar filtros para blindar y agilizar cualquier proceso de reparación-mantenimiento, sin tener que depender de asesoría o servicio externo. El resto del grupo tiene otras virtudes, no menores, en materia de investigación y análisis.

El calor de más de 30 grados húmedo, asfixiante, pegajoso e inclemente se convierte en la principal arma contra estos policías VIP que recorren tramos de carretera y colonias populares, lejos del mar.

Su principal virtud, según las autoridades locales, es haber sido seleccionados entre más de mil aspirantes; fueron los únicos que aprobaron todos los controles de seguridad y confianza que establecieron las oficinas locales de la Policía Federal, Centro de Investigación y Seguridad Nacional y el Ejército en el marco del convenio Guerrero Seguro, firmado por el gobernador Ángel Aguirre el 8 de octubre de 2011.

No obstante, ninguno de los cursos de capacitación tomados decía cómo hacer frente a ese clima que quema las manos y periferia de los ojos, porque el resto del cuerpo está cubierto con diez kilos de uniforme repartidos entre botas, pantalón, playera, camisola, casco o gorra, chaleco antibalas, fornitura, fundas y cargadores para arma corta o larga, rodilleras, coderas, cubrecara y a veces hasta guantes.

Las superpandillas

Vázquez asegura que en Acapulco "lo que más opera son las superpandillas; según la información que tenemos, son una modalidad intermedia entre las pandillas y los cárteles pues su nivel de poder, organización y fuego es superior a la primera, pero no alcanza el tamaño ni estatus de la tercera".

Basado en estos datos dice que la tendencia en el futuro será que las superpandillas --que operan con un esquema similar al de una empresa multinivel y se encargan del dominio territorial a nivel de cuadra o manzana-- rebasen en número a los cárteles.

Por eso, las colonias Zapata y Renacimiento son un foco rojo para Acapulco por ser zonas populares ubicadas a la orilla, lejos de la zona costera, pero que albergan la mayor parte de la población.

En las calles modestas de ambas zonas el Toro circula ocasionalmente y roba miradas, aunque aún no ha debutado en algún operativo.

Miedo

Rodríguez y Victorio tienen 30 años; dejaron la policía estatal y se sometieron a varias entrevistas de evaluación, aparte de los exámenes físico, médico, psicológico, conocimientos y de polígrafo para aspirar a la policía estatal acreditable. Por ello aseguran estar contentos de pertenecer a esta nueva rama que se moderniza en estructura, equipo y perfil.

La familia de Victorio le ha pedido dejar ese empleo de 18 mil pesos mensuales y perder una prestación de 70 mil pesos para dar el enganche de una casa en Acapulco. "Sé que es riesgoso y peligroso, pero alguien tiene que hacerlo, además estoy aquí por vocación y necesidad", dice.

Pastrana ve su oficio diferente: dejó el Ejército para ser un PEA y lo logró gracias a su promedio de 8.5 de calificación. Hoy está bajo su cargo la escotilla y el rifle Fal 7.62 milímetros del Toro. Comparte su receta para combatir el miedo: "si sabemos controlar el arma, sabremos controlarlo".

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