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CLASE POLITICA DESACREDITADA Por Rodrigo Huerta Pegueros*

Discursos Anquilosados; Llamados a Misa

Si el valor fundamental que tiene cualquier persona que se inscribe en el ámbito político es la credibilidad, para los gobernantes en funciones esta premisa es insalvable, por lo que, cuando se pierde frente a la ciudadanía, es doblemente difícil recuperarla.
Tal parece que esta situación se está dando en forma clara y contundente en el estado de Guerrero donde los políticos por un lado y los gobernantes por el otro, han trabajado arduamente para lograr tal propósito y por cierto que han realizado esta tarea con tal vehemencia que son pocos, o mejor dicho, contados, los que le otorgan algo de credibilidad a esta clase política gobernante.
No costaría mucho trabajo hacer una serie de consideraciones sobre las cuales podríamos apoyarnos para afirmar que el descrédito en que se han sumido los personajes que están instalados en el palacio de gobierno en Chilpancingo o en los 81 ayuntamientos de Guerrero, lo mismo podríamos decir sobre los políticos que ocupan las instalaciones del congreso local y los que integran el tribunal superior de justicia del estado, sin olvidar a los dirigentes de mandos altos y medios de los partidos políticos; a éstos últimos, los incluimos por su actuación de comparsas del poder ejecutivo estatal y quienes como representantes de la población deberían atender en forma prioritaria y sin dilación las demandas ciudadanas para encontrar la solución de sus múltiples problemas que hoy se agravan más con la latente y cada vez mayor inseguridad pública que se vive en la entidad.
Ahí tenemos de nueva cuenta a los maestros que están aterrados por la falta de seguridad pública que haga posible que los niños y jóvenes acudan a las escuelas sin el temor de sufrir alguna agresión o ser víctimas de la violencia. Lo mismo les ocurre a los propios mentores que no solo tienen que velar por su seguridad personal sino de evitar ser sujetos a la extorsión de parte de los grupos criminales que no han podido ser sometidos a la ley y el orden.
Los llamados que inútilmente hace a los guerrerenses el gobernador Ángel Aguirre Rivero para que confíen en el operativo Guerrero Seguro no es atendido ni siquiera por parte de sus funcionarios, algunos de ellos fuertemente vigilados por temor a sufrir cualquier tipo de atentados y otros más siguen siendo presa del terror por los acontecimientos que ocurren en su alrededor.
Ante esta situación, lo conveniente para el gobernador es que se ponga las pilas y se deshaga de un cúmulo de funcionarios que ha probado y comprobado que no le han dado buenos resultados al frente de la responsabilidad asignada y coloque a quienes sí puedan atender las múltiples quejas y demandas de los ciudadanos que viven no solo en las zonas marginadas, en el campo o en la periferia sino también quienes viven y sobreviven en las zonas urbanas en donde diariamente se registran un sinfín de delitos del orden común que hoy día nadie atiende.
El caso particular de Acapulco es ejemplar, aunque también lo es sin duda el del puerto de Zihuatanejo en donde se replican estos hechos delictivos y que nadie pueda hacerle frente ni con policías locales, estatales ni federales. 'Que acaso lo que quieren es que se militarice la entidad? Cuando ya vivimos un estado policiaco con sus repercusiones negativas.
Si la ciudadanía ya no cree en el poder de las instituciones públicas para frenar la espiral de violencia que ocurre en todo el territorio guerrerense, menos tiene credibilidad en los otros dos poderes del estado como son el Congreso de los diputados y el Tribunal Superior de Justicia, pues en el primer caso, los legisladores han sido y son un remedo de poder soberano sometidos a los designios del ejecutivo estatal, por lo tanto, la ausencia de contrapesos dan como resultado el descontrol total existente en las instituciones y no menos sometidos están los impartidores de justicia quienes no han reflejado en el tiempo que llevan al frente de dicho poder resultados positivos y tangibles que den parte de los criminales que han sido procesados y consignados y seriamente castigados por los delitos cometidos. Cuando menos, hay una ausencia de transparencia en la forma como actúan los integrantes de dicho tribunal que es otro de los poderes de la entidad.
Ante este panorama, lo que restaría es tener un asidero en los partidos políticos registrados en la entidad y que tienen representación en ayuntamientos, gobierno estatal y congreso y por lo tanto deberían hacer un papel digno de defensa del os intereses de sus militantes, pero la desgracia de Guerrero va de la mano con la actuación servilista de los dirigentes políticos, sean de las siglas que sean, no se salva uno solo y si no lo admiten, pues a las pruebas nos podemos remitir.
La frase conocida y de filiación religiosa que dice ''por sus actos los conoceréis'' les cae como anillo al dedo a todos los integrantes de la clase política guerrerense, pues el 99 por ciento están sumidos en el más profundo descrédito que difícilmente lo podrán remontar en lo que les resta de su ejercicio gubernamental. Recordemos que el cambio de vestidura política en esta entidad será el próximo año del 2015, cuando otra vez los ciudadanos nos pongamos a analizar el sentido del voto que deberemos emitir a fin de no cometer, una vez mas, los errores cometidos en el pasado reciente.
Seamos justos y pongamos a cada quien en su lugar según el resultado que hayan dado en el desempeño de sus funciones como gobernantes o parte de los poderes constituidos o de las instituciones que nos hemos dado para hacer posible que el tránsito hacia una democracia plena sea corto y no tan largo y sinuoso como el que ahora padecemos.

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