TRASFONDO
Por JULIO ZENON FLORES
Los actores políticamente prominentes en Acapulco, que
buscan obtener la candidatura de sus respectivos partidos y luego ganar la
elección para sustituir al alcalde Luis Walton, ya se dieron cuenta que las
cosas no son tan fáciles y que el terreno político electoral se ha vuelto un
verdadero pantano donde el que no encuentra un punto de apoyo, se hunde.
Rubén Figueroa Smutny vio con cierta angustia el escenario
de la demostración de fuerza de Julieta Fernández Márquez y la incursión
silenciosa de Fermín Alvarado, en el escenario priista, lo que le mueve
totalmente el tapete, cuando muchos ya lo hacían el próximo candidato tricolor,
en un previsible alejamiento de los votantes de la izquierda, desilusionados de
un alcalde que labora sólo de lunes a viernes porque sábados y domingos se va a
repartir dádivas a otros municipios. Figueroita pierde así la mano, sin salir
de la pelea, y ve como se le emparejan estos dos personajes.
Ángel Aguirre Herrera, por su parte, tiene que sentir la
angustia de ver que su engendro gobiernista que quiso disfrazar de “sociedad
civil” sin cuidar la mínima forma, denominada Acá unidos, nomás no pegó; aunado
a ello le llegaron problemas serios a su padre el gobernador, verdadero
artífice de su campaña, con el alejamiento del presidente Enrique Peña Nieto y
encima de eso, se mete a la pelea por la alcaldía, el ex gobernador Zeferino
Torreblanca Galindo, quien mantiene un alto nivel de posicionamiento en el
puerto. En ese contexto, y bajo una intensa campaña anti nepotismo, en el PRD
se le abre la posibilidad al segundo lugar, el secretario general perredista.
El asunto es que en esta nueva coyuntura, los favoritos se
tambalean y emergen nuevos prospectos y queda claro que pueden surgir otros y
que la rueda de la fortuna electoral puede dar una vuelta completa, cambiando
completamente el escenario.
De estas irrupciones la más llamativa es la de Zeferino
Torreblanca, que no tiene partido y el poder de seducción que está ejerciendo
el rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán, a quien la mayoría aprecia como
un visionario que ha cambiado la imagen de la universidad, pero que no todos
desean como candidato a a un puesto público, pese a lo cual, no se descarta que
diera ese paso, a mi juicio erróneo, que lo llevara a desplazar aún más a los
favoritos, ya sea en Acapulco o Chilpancingo, mientras no le alcance para ser
candidato a gobernador.
Comentario final: Lo destacado es que ni Saldaña ni Zeferino
son miembros de un partido “grande” y sin embargo sus candidaturas tienen visos
de triunfo, lo que rompería el esquema –como muchos deseamos- a esos partidos
que se han heredado mutuamente el poder, y entre los cuales hay una intensa
migración de cuadros sin lealtad partidista y sin principios. Comentarios a zenon71@hotmail.com o síganos en Twitter
en @trasfondoin
trasfondoinf@hotmail.com
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