Rafael Aviña es uno de los periodistas de espectáculos más
reconocidos en todo el país.
Sus comentarios, sus historias y sobre todo sus escritos
dedicados al séptimo arte, han merecido el más pleno reconocimiento,
primero de sus innumerables lectores y
después del público en general.
Ahora nos brinda Orson Welles en Acapulco, un libro que según
su decir, “busca moverse entre la crónica, el reportaje, el ensayo histórico-fílmico
y la ficción. No pretende –dice-- convertirse en una simple bitácora de viajes,
una revisión hemerográfica o un seguimiento turístico y biográfico de los
lugares y personajes implicados…”
Y comienza: ”La palabra Acapulco proviene de los vocablos nahuas sacat l = carrizo,
poloa = destruir o arrastrar y lo = lugar.
Es decir: “lugar donde fueron destruidos o arrasados los carrizos”. El agregado
“… de Juárez” se le dio en honor a Benito Juárez, quien en 1855, al regreso de
su exilio en Nueva Orleans, se incorporó en este puerto a las filas del político
que encabezaba el movimiento emancipador de la Revolución de Ayutla, el general
don Juan Álvarez, antiguo insurgente que combatía a la dictadura del general Antonio
López de Santa Anna y pugnaba por una república federal. El escudo que
identifica al municipio de Acapulco simboliza, de acuerdo con sus raíces
etimológicas, dos manos que parten o destruyen un carrizo.
El municipio se localiza al sur de la capital del estado.
Limita al norte con Chilpancingo y Juan R. Escudero (Tierra Colorada), al sur
con el océano Pacífico, al oriente con el municipio de San Marcos, y al
poniente con el municipio de Coyuca de Benítez. Su extensión territorial es de
1882.60 kilómetros cuadrados, lo que representa 2.95 por ciento de la superficie
estatal. (Continuará)
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