Urge recuperar estos espacios paradisíacos para el turismo nacional e internacional
POR NIDIA MARíN / Primera de dos partes / El Sol de México
Bajo el trozo de océano Pacífico que le corresponde, se desplazan los ríos dentro de la mar, alentados por el viento y de vez en cuando por "El Niño" y "La Niña", cuya calidez proviene de las zonas ecuatoriales. Mientras en el paraíso terrenal mexicano más querido de los mexicanos y de centenares de estadunidenses y que lleva por nombre Acapulco, siguen con el santo de espaldas.
Aquella cuna de amores y desamores, de canciones y llantos, de perversidades y bondades, entre los amates, copales, cuajiotes, organeras, huizaches y palmeras, cada cierto tiempo enfrenta a la furiosa naturaleza y sus consecuencias.
"En este Edén divino, que esconde aquí la costa, / el sol ya no penetra con rayo abrasador; / su luz, cayendo tibia, los árboles no agosta, / y en tu enramada espesa se tiñe de verdor.
"Aquí sólo se escuchan murmullos mil suaves, / el blando son que forman tus linfas al correr, / la planta cuando crece, y el canto de las aves, / y el aura que suspira, las ramas al mecer."
Así lo describía el guerrerense, Ignacio Manuel Altamirano, en su poema "Salir de Acapulco".
Pero nosotros hablaremos de llegar a Acapulco, porque resulta toda una proeza.
No obstante que el turismo es la actividad económica que más recursos deja al Estado de Guerrero, (fundamentalmente en este puerto, aunque también contribuyen Ixtapa Zihuatanejo y Taxco), a pesar de los enormes esfuerzos de las autoridades federales y las acciones concertadas con las estatales, mantiene escollos en el traslado durante cada temporada. En el actual verano debido a la ausencia de coordinación entre autoridades municipales de entidades como Morelos y del propio Guerrero.
Además, está la falta de sentido común, para hacer más sencillo el viaje, porque en zonas como Cuernavaca y en Chilpancingo (donde se llevan a cabo obras importantes y que serán de un gran beneficio) simplemente hace falta la organización de los sistemas de tránsito, desde agentes y señalizaciones, para que los vehículos que no tienen como destino final las capitales de tales entidades, sean canalizados correctamente.
Los turistas hacia el puerto de ninguna manera buscan satanizar las obras que ya urgían, sino que las autoridades locales sean organizadas.
Y no se critican los trabajos, porque en materia de infraestructura y competitividad de las entidades federativas, queda claro lo señalado en el Programa Nacional de Infraestructura 2014-2018 (publicado en el Diario Oficial de la Federación, hoy muy organizado), en cuanto a que en México no todas las regiones tienen el mismo nivel de competitividad debido a diversos factores como son los económicos, sociales, gubernamentales, geográficos y naturales, entre otros.
Adicionalmente, explican, en la economía globalizada del siglo XXI, el concepto clásico de competitividad entre economías nacionales, fundamentado especialmente en la ventaja comparativa entre las empresas, se ha desplazado hacia el concepto de competitividad entre los espacios físicos que sirven de soporte a la actividad económica y social.
Al fenómeno anterior, abundan, se han agregado las tendencias de sociedades con mayor grado de urbanismo respecto al ámbito rural, de economías basadas en el conocimiento y la innovación, así como en las nuevas tecnologías de información y comunicación.
Y recurren a la publicación realizada por la Escuela de Graduados en Administración Pública (EGAP), del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey: el Informe sobre "La Competitividad de los Estados Mexicanos 2012, la ruta hacia el desarrollo", para ilustrar sobre el estado que guarda la competitividad en las entidades federativas del país.
Ahí se muestran los esfuerzos realizados por las entidades federativas para alcanzar niveles de desarrollo sustentable, apoyados en los cuatro factores que conforman el Índice de Competitividad Global: Desempeño Económico, Eficiencia de Negocios, Eficiencia Gubernamental e Infraestructura.
El resultado es excelente para algunos, pésimo para otros. Por ejemplo, la entidad mejor evaluada en el Índice de Competitividad Global es el Distrito Federal, con una calificación de 0.620 puntos de un máximo de 1.0. Le siguen de forma cercana los Estados de Nuevo León, Querétaro, Colima y Baja California Sur con calificaciones superiores a los 0.550 puntos. Por otro lado, los Estados con los más bajos niveles de competitividad son Guerrero y Oaxaca, al no superar, en 2012, la barrera de los 0.400 puntos. Otras entidades con bajos niveles de competitividad son: Tlaxcala, Veracruz, Chiapas, Zacatecas y Puebla.
w La urgencia de infraestructura
Hay otra forma de análisis de tales resultados: los términos geográficos. Observan dos patrones claramente diferenciados. Por un lado, las entidades federativas que colindan con los Estados Unidos se ubican en las primeras posiciones del índice y ninguna por debajo de la mitad, mientras que las entidades del Sur-Sureste del país se localizan en las últimas posiciones del índice, con excepción de los Estados de la península de Yucatán.
Respecto al factor de Infraestructura del Índice de Competitividad Global de las entidades federativas, que considera aspectos tanto de infraestructura física como de capital humano, necesarios para la competitividad, los estados mejor posicionados en el Índice de Infraestructura en 2012, son nuevamente el Distrito Federal y Nuevo León, con un total de 0.744 y 0.674, respectivamente; le siguen en orden Morelos, Colima y Baja California Sur.
Por otra parte, los estados con la menor calificación en este índice son Oaxaca, Chiapas y Guerrero. Sus puntuaciones no superan el umbral de 0.300; es decir, representa poco más de una tercera parte del Estado líder en dicho factor, lo cual refleja el alto grado de disparidad que existe entre las entidades federativas del país en la cuestión de la dotación de capital físico público (infraestructura y el desarrollo de capital humano).
Consideran importante el vínculo directo que existe entre el desarrollo de la infraestructura y el nivel de competitividad. En el análisis de ambos índices se muestra que las entidades federativas que registran un menor puntaje en la evaluación de competitividad también presentan las más bajas calificaciones en la evaluación de la infraestructura, lo cual indica que un factor incidente en su bajo nivel de competitividad es la escasa dotación de capital físico y humano.
Por el contrario, agregan, las entidades federativas con las notas más altas en el Índice de Competitividad Global registran una evaluación superior en el Índice de Infraestructura. Muestra que su alto nivel de capital físico y humano apoya su elevado grado de competitividad.
En el Programa hacen notar, por ejemplo, que todos los sectores de la economía requieren de determinados tipos de infraestructura para su funcionamiento y desarrollo. El plan 2014-2018 aborda sectores estratégicos y contiene proyectos específicos que potencialmente representan una derrama económica o contribuyen al desarrollo integral del país, aseguran.
Para reforzar el planteamiento, consideran los impactos directos en el crecimiento de la economía, que tiene la infraestructura en sectores como comunicaciones y transportes, energía y turismo. El sector comunicaciones y transportes promueve el desarrollo regional equilibrado, al hacer eficiente la movilidad, reducir los costos de traslado y permitir que los bienes lleguen a su destino oportunamente.
De ahí, explican, que la política en materia de inversión en comunicaciones y transportes, tenga como uno de sus objetivos promover una mayor vinculación e integración entre las distintas regiones del país y con los mercados internacionales.
Al turismo lo señalan como una de las actividades capaz de crear sinergias en los sectores primario, secundario y terciario, en una amplia cadena productiva y de generación de empleos, que dinamiza la economía interna, al tiempo que capta divisas y posiciona a México como un competidor en el mercado mundial.
w Gran desarrollo en el futuro
Los casos mencionados de los cruces de Cuernavaca y Chilpancingo, se supone, se ubican en la Estrategia Transversal Sur-Sureste, misma que tiene como visión mejorar su infraestructura "para acercar a las comunidades más alejadas, mejorar el acceso a los mercados, promover el acceso a mejores servicios y agilizar el traslado de las mercancías por la región".
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes está generando infraestructura que permita el desarrollo acelerado de la región con una inversión estimada de 163 mil 324 millones de pesos.
Para ello, dicen, "se modernizan las carreteras, completando corredores troncales y de acceso a las principales poblaciones, puertos, nodos logísticos, zonas turísticas y desarrollos industriales de la región".
Es recomendable tomar en cuenta que el sur-sureste, está contemplado en cuestiones energéticas. Por ejemplo, en adición de la promoción de proyectos de exploración y extracción de hidrocarburos, plantas de generación de electricidad, así como redes de transmisión basados en los nuevos mecanismos de inversión pública, privada y mixta que se pretenden abrir con la Reforma Energética, se ha establecido un programa para la construcción de gasoductos del Sureste que transporten gas natural a los Estados de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Quintana Roo.
Además, para promover el desarrollo regional, propiciar la industrialización y mejorar las condiciones de vida de las comunidades, se tiene previsto financiar la construcción de gasoductos de Jáltipan a Salina Cruz, en Oaxaca; de Salina Cruz a Tapachula, Chiapas, con extensión a Centroamérica; de Lázaro Cárdenas, Michoacán a Acapulco, Guerrero, y de Mérida a Cancún, Quintana Roo.
Afirman que el abasto de gas natural a esta región permitirá lograr dos objetivos: impulsar el crecimiento económico, y brindar acceso a un combustible limpio y con menos emisiones de gases de efecto invernadero, en comparación con el gas LP, el combustóleo, el diesel e incluso la leña.
Entre los gasoductos contemplados está Lázaro Cárdenas Acapulco. Ubicado en Michoacán y Guerrero con una longitud de 300 kilómetros y una inversión estimada de 5 mil 908 millones de pesos.
Sobre la electricidad, en el sur-sureste se concentra el 34 por ciento de las inversiones aproximadas en el periodo, las cuales ascienden a 110 mil millones de pesos.
El agua es otro asunto. A nivel regional, afirman, los avances en el incremento de las coberturas están marcados por notables diferencias por entidad federativa. A finales de 2012, Aguascalientes, Distrito Federal y Coahuila contaban con coberturas superiores al 98 por ciento de la población en abastecimiento de agua potable, cifras similares a las registradas en países desarrollados. En cambio, los Estados con mayor rezago como Guerrero, Oaxaca y Chiapas, sólo tienen el servicio para menos del 80 por ciento de su población.
La mayor área de oportunidad, exponen, es la optimización en el ejercicio de los recursos financieros que dispone el sector hidráulico, tanto públicos como privados, con objeto de abatir los rezagos mencionados y enfrentar los retos del siglo XXI para una población creciente, que demanda mejores y mayores servicios de abastecimiento de agua, saneamiento y protección frente a fenómenos naturales extremos.
Resaltan la necesidad de reforzar los programas de rehabilitación y mantenimiento, y en su caso, sustitución de una buena parte de la infraestructura, así como seguir promoviendo e impulsando con mayor intensidad el uso eficiente del agua, donde destaquen la reutilización y el intercambio de la misma.
"Para ello, se requiere mejorar la coordinación entre los diferentes órdenes de gobierno y las dependencias federales para priorizar las obras de infraestructura que requiere el sector en tiempo y forma, conjuntar los recursos y realizar las acciones de acuerdo con los programas de ejecución establecidos, para el desarrollo integral de los proyectos y programas de inversión", recalcan.
Involuntariamente, el mensaje tiene destinatarios.
Organización Editorial Mexicana
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POR NIDIA MARíN / Primera de dos partes / El Sol de México
Bajo el trozo de océano Pacífico que le corresponde, se desplazan los ríos dentro de la mar, alentados por el viento y de vez en cuando por "El Niño" y "La Niña", cuya calidez proviene de las zonas ecuatoriales. Mientras en el paraíso terrenal mexicano más querido de los mexicanos y de centenares de estadunidenses y que lleva por nombre Acapulco, siguen con el santo de espaldas.
Aquella cuna de amores y desamores, de canciones y llantos, de perversidades y bondades, entre los amates, copales, cuajiotes, organeras, huizaches y palmeras, cada cierto tiempo enfrenta a la furiosa naturaleza y sus consecuencias.
"En este Edén divino, que esconde aquí la costa, / el sol ya no penetra con rayo abrasador; / su luz, cayendo tibia, los árboles no agosta, / y en tu enramada espesa se tiñe de verdor.
"Aquí sólo se escuchan murmullos mil suaves, / el blando son que forman tus linfas al correr, / la planta cuando crece, y el canto de las aves, / y el aura que suspira, las ramas al mecer."
Así lo describía el guerrerense, Ignacio Manuel Altamirano, en su poema "Salir de Acapulco".
Pero nosotros hablaremos de llegar a Acapulco, porque resulta toda una proeza.
No obstante que el turismo es la actividad económica que más recursos deja al Estado de Guerrero, (fundamentalmente en este puerto, aunque también contribuyen Ixtapa Zihuatanejo y Taxco), a pesar de los enormes esfuerzos de las autoridades federales y las acciones concertadas con las estatales, mantiene escollos en el traslado durante cada temporada. En el actual verano debido a la ausencia de coordinación entre autoridades municipales de entidades como Morelos y del propio Guerrero.
Además, está la falta de sentido común, para hacer más sencillo el viaje, porque en zonas como Cuernavaca y en Chilpancingo (donde se llevan a cabo obras importantes y que serán de un gran beneficio) simplemente hace falta la organización de los sistemas de tránsito, desde agentes y señalizaciones, para que los vehículos que no tienen como destino final las capitales de tales entidades, sean canalizados correctamente.
Los turistas hacia el puerto de ninguna manera buscan satanizar las obras que ya urgían, sino que las autoridades locales sean organizadas.
Y no se critican los trabajos, porque en materia de infraestructura y competitividad de las entidades federativas, queda claro lo señalado en el Programa Nacional de Infraestructura 2014-2018 (publicado en el Diario Oficial de la Federación, hoy muy organizado), en cuanto a que en México no todas las regiones tienen el mismo nivel de competitividad debido a diversos factores como son los económicos, sociales, gubernamentales, geográficos y naturales, entre otros.
Adicionalmente, explican, en la economía globalizada del siglo XXI, el concepto clásico de competitividad entre economías nacionales, fundamentado especialmente en la ventaja comparativa entre las empresas, se ha desplazado hacia el concepto de competitividad entre los espacios físicos que sirven de soporte a la actividad económica y social.
Al fenómeno anterior, abundan, se han agregado las tendencias de sociedades con mayor grado de urbanismo respecto al ámbito rural, de economías basadas en el conocimiento y la innovación, así como en las nuevas tecnologías de información y comunicación.
Y recurren a la publicación realizada por la Escuela de Graduados en Administración Pública (EGAP), del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey: el Informe sobre "La Competitividad de los Estados Mexicanos 2012, la ruta hacia el desarrollo", para ilustrar sobre el estado que guarda la competitividad en las entidades federativas del país.
Ahí se muestran los esfuerzos realizados por las entidades federativas para alcanzar niveles de desarrollo sustentable, apoyados en los cuatro factores que conforman el Índice de Competitividad Global: Desempeño Económico, Eficiencia de Negocios, Eficiencia Gubernamental e Infraestructura.
El resultado es excelente para algunos, pésimo para otros. Por ejemplo, la entidad mejor evaluada en el Índice de Competitividad Global es el Distrito Federal, con una calificación de 0.620 puntos de un máximo de 1.0. Le siguen de forma cercana los Estados de Nuevo León, Querétaro, Colima y Baja California Sur con calificaciones superiores a los 0.550 puntos. Por otro lado, los Estados con los más bajos niveles de competitividad son Guerrero y Oaxaca, al no superar, en 2012, la barrera de los 0.400 puntos. Otras entidades con bajos niveles de competitividad son: Tlaxcala, Veracruz, Chiapas, Zacatecas y Puebla.
w La urgencia de infraestructura
Hay otra forma de análisis de tales resultados: los términos geográficos. Observan dos patrones claramente diferenciados. Por un lado, las entidades federativas que colindan con los Estados Unidos se ubican en las primeras posiciones del índice y ninguna por debajo de la mitad, mientras que las entidades del Sur-Sureste del país se localizan en las últimas posiciones del índice, con excepción de los Estados de la península de Yucatán.
Respecto al factor de Infraestructura del Índice de Competitividad Global de las entidades federativas, que considera aspectos tanto de infraestructura física como de capital humano, necesarios para la competitividad, los estados mejor posicionados en el Índice de Infraestructura en 2012, son nuevamente el Distrito Federal y Nuevo León, con un total de 0.744 y 0.674, respectivamente; le siguen en orden Morelos, Colima y Baja California Sur.
Por otra parte, los estados con la menor calificación en este índice son Oaxaca, Chiapas y Guerrero. Sus puntuaciones no superan el umbral de 0.300; es decir, representa poco más de una tercera parte del Estado líder en dicho factor, lo cual refleja el alto grado de disparidad que existe entre las entidades federativas del país en la cuestión de la dotación de capital físico público (infraestructura y el desarrollo de capital humano).
Consideran importante el vínculo directo que existe entre el desarrollo de la infraestructura y el nivel de competitividad. En el análisis de ambos índices se muestra que las entidades federativas que registran un menor puntaje en la evaluación de competitividad también presentan las más bajas calificaciones en la evaluación de la infraestructura, lo cual indica que un factor incidente en su bajo nivel de competitividad es la escasa dotación de capital físico y humano.
Por el contrario, agregan, las entidades federativas con las notas más altas en el Índice de Competitividad Global registran una evaluación superior en el Índice de Infraestructura. Muestra que su alto nivel de capital físico y humano apoya su elevado grado de competitividad.
En el Programa hacen notar, por ejemplo, que todos los sectores de la economía requieren de determinados tipos de infraestructura para su funcionamiento y desarrollo. El plan 2014-2018 aborda sectores estratégicos y contiene proyectos específicos que potencialmente representan una derrama económica o contribuyen al desarrollo integral del país, aseguran.
Para reforzar el planteamiento, consideran los impactos directos en el crecimiento de la economía, que tiene la infraestructura en sectores como comunicaciones y transportes, energía y turismo. El sector comunicaciones y transportes promueve el desarrollo regional equilibrado, al hacer eficiente la movilidad, reducir los costos de traslado y permitir que los bienes lleguen a su destino oportunamente.
De ahí, explican, que la política en materia de inversión en comunicaciones y transportes, tenga como uno de sus objetivos promover una mayor vinculación e integración entre las distintas regiones del país y con los mercados internacionales.
Al turismo lo señalan como una de las actividades capaz de crear sinergias en los sectores primario, secundario y terciario, en una amplia cadena productiva y de generación de empleos, que dinamiza la economía interna, al tiempo que capta divisas y posiciona a México como un competidor en el mercado mundial.
w Gran desarrollo en el futuro
Los casos mencionados de los cruces de Cuernavaca y Chilpancingo, se supone, se ubican en la Estrategia Transversal Sur-Sureste, misma que tiene como visión mejorar su infraestructura "para acercar a las comunidades más alejadas, mejorar el acceso a los mercados, promover el acceso a mejores servicios y agilizar el traslado de las mercancías por la región".
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes está generando infraestructura que permita el desarrollo acelerado de la región con una inversión estimada de 163 mil 324 millones de pesos.
Para ello, dicen, "se modernizan las carreteras, completando corredores troncales y de acceso a las principales poblaciones, puertos, nodos logísticos, zonas turísticas y desarrollos industriales de la región".
Es recomendable tomar en cuenta que el sur-sureste, está contemplado en cuestiones energéticas. Por ejemplo, en adición de la promoción de proyectos de exploración y extracción de hidrocarburos, plantas de generación de electricidad, así como redes de transmisión basados en los nuevos mecanismos de inversión pública, privada y mixta que se pretenden abrir con la Reforma Energética, se ha establecido un programa para la construcción de gasoductos del Sureste que transporten gas natural a los Estados de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Quintana Roo.
Además, para promover el desarrollo regional, propiciar la industrialización y mejorar las condiciones de vida de las comunidades, se tiene previsto financiar la construcción de gasoductos de Jáltipan a Salina Cruz, en Oaxaca; de Salina Cruz a Tapachula, Chiapas, con extensión a Centroamérica; de Lázaro Cárdenas, Michoacán a Acapulco, Guerrero, y de Mérida a Cancún, Quintana Roo.
Afirman que el abasto de gas natural a esta región permitirá lograr dos objetivos: impulsar el crecimiento económico, y brindar acceso a un combustible limpio y con menos emisiones de gases de efecto invernadero, en comparación con el gas LP, el combustóleo, el diesel e incluso la leña.
Entre los gasoductos contemplados está Lázaro Cárdenas Acapulco. Ubicado en Michoacán y Guerrero con una longitud de 300 kilómetros y una inversión estimada de 5 mil 908 millones de pesos.
Sobre la electricidad, en el sur-sureste se concentra el 34 por ciento de las inversiones aproximadas en el periodo, las cuales ascienden a 110 mil millones de pesos.
El agua es otro asunto. A nivel regional, afirman, los avances en el incremento de las coberturas están marcados por notables diferencias por entidad federativa. A finales de 2012, Aguascalientes, Distrito Federal y Coahuila contaban con coberturas superiores al 98 por ciento de la población en abastecimiento de agua potable, cifras similares a las registradas en países desarrollados. En cambio, los Estados con mayor rezago como Guerrero, Oaxaca y Chiapas, sólo tienen el servicio para menos del 80 por ciento de su población.
La mayor área de oportunidad, exponen, es la optimización en el ejercicio de los recursos financieros que dispone el sector hidráulico, tanto públicos como privados, con objeto de abatir los rezagos mencionados y enfrentar los retos del siglo XXI para una población creciente, que demanda mejores y mayores servicios de abastecimiento de agua, saneamiento y protección frente a fenómenos naturales extremos.
Resaltan la necesidad de reforzar los programas de rehabilitación y mantenimiento, y en su caso, sustitución de una buena parte de la infraestructura, así como seguir promoviendo e impulsando con mayor intensidad el uso eficiente del agua, donde destaquen la reutilización y el intercambio de la misma.
"Para ello, se requiere mejorar la coordinación entre los diferentes órdenes de gobierno y las dependencias federales para priorizar las obras de infraestructura que requiere el sector en tiempo y forma, conjuntar los recursos y realizar las acciones de acuerdo con los programas de ejecución establecidos, para el desarrollo integral de los proyectos y programas de inversión", recalcan.
Involuntariamente, el mensaje tiene destinatarios.
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