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La Chica Raleigh llega a la Secretaría de Cultura de Guerrero

Un ejemplar de la novela La Chica Raleigh, del periodista Julio Zenón Flores Salgado, fue entregado, como obsequio, este día, al Secretario de Cultura del estado de Guerrero, Arturo Martínez Núñez, como un reconocimiento al apoyo brindado, ya que esta obra literaria se escribió con el respaldo del PROGRAMA DE ESTÍMULOS A LA CREACIÓN Y DESARROLLO ARTÍSTICO DEL
ESTADO DE GUERRERO (PECDAG) 2013, y a la amistad que ha unido al autor con el titular de Secultura.

En la charla, que se prolongó por varios minutos en las oficinas de Secultura, se pactó la fecha y lugares de presentación en Acapulco, Chilpancingo y la ciudad de Chicago, en Estados Unidos, donde radican miles de guerrerenses que podrán recrear una realidad de su tierra, al tener en sus manos esta obra.

La Chica Raleigh, es la primera novela de Julio Zenón Flores, quien, siendo egresado de la UAGRO en ciencias de la comunicación, ha sido periodista de los medios formales desde 1994 y de medios alternativos desde fines de los años 70, tanto en Guerrero, donde fue editor del periódico radical de izquierda El Ariete, como a nivel nacional, donde fue corresponsal en Aguascalientes y en Guanajuato, del periódico Tribuna Proletaria, de la Corriente Socialista. Fue jefe de información y de periodismo de investigación en el diario Novedades Acapulco y actualmente es jefe de información del diario Enfoque Informativo, así como editor del periódico digital Trasfondo Informativo y productor del programa televisivo de opinión Trasfondo informativo.

La Chica Raleigh, aborda desde la ficción el escabroso tema de la prostitución juvenil en la Montaña de Guerrero, el tema del funcionamiento ideal de la Comisión Estatal de Defensa de los Derechos Humanos de la entidad, así como algunos mitos como los chaneques, las culebras de agua, ´pasando por una crítica directa al uso electorero de programas sociales y un recordatorio de la forma en que torturaban a los presos políticos en los años de la guerra sucia, sin perder el hilo conductor, que es el valor humano y el cuestionamiento de los paradigmas "civilizados" con que se mira a la zona indígena.

Un fragmento de dicha novela:

1.-
–Me llamo Marisol –dijo con una media voz, casi apagada, como un susurro, como si tuviera miedo de espantar la capa de zancudos que nos chupaban la sangre, que nos picaban por todo el cuerpo, como despacho de abogados de cobranzas bancarias.

­¿Marisol? –repetí mecánicamente. No sé por qué esa mirada huidiza suya, de ojos profundamente negros y absurdamente rasgados en su cara redonda, me hizo dudar de su nombre– ¿Es tu nombre real o es el de batalla? –pregunté.


–Así me llamo –dijo otra vez, como si hablara para sí misma, sin levantar el rostro. De alguna manera parecía una niña esperando un golpe o un regaño; una niña que se admite culpable y espera resignada el castigo.


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