TRASFONDO
Por JULIO ZENON
El presidente Enrique Peña Nieto emitió ayer un mensaje a la
Nación, con motivo de su segundo informe de gobierno, en un ambiente nunca
antes visto en el País. Con las bases puestas para una transición de
terciopelo, la que dejó pendiente el PAN con sus 12 años de gobierno o la que
soñó hacer el PRD, con Cuauhtémoc Cárdenas, primero y con Andrpes Manuel López
Obrador, en su segunda y penúltima oportunidad.
Hay gente, desde la derecha y desde la izquierda, que lo
niega, desde luego, no vivimos en un país uniformidades, pero de que como nunca
antes se ha reconocido la diversidad ideológica y de género y la pluralidad
étnica, es absolutamente innegable. Eso no elimina, desde luego, la necesidad de
luchar por un mundo mejor ni hace equivocada a la oposición, al contrario, la
legitima y ésta a su vez, legitima al sistema actual.
Este país, así lo dijo Peña Nieto y así se ve en la
realidad, ya es otro, desde 2012 a la fecha. ¿Quién puede negar que se respeta
a la oposición, cuando ésta dirige las dos cámaras del poder legislativo, sin
ser la mayoritaria?
¿Quién puede negar el cambio en el terreno hacendario si,
por primera vez en muchos años, se amplió la base gravable, mediante un audaz
movimiento que ya incorporó a 4.5 millones de nuevos contribuyentes y que
estaban fuera por ser parte de la economía informal?
¿Alguien podría cuestionar la apertura histórica del sector
energético a la inversión privada e internacional, manteniendo la rectoría del
sector en poder del Estado? Se puede estar en desacuerdo, en base a
trasnochados preceptos del keinesianismo más ramplón y maniqueo, pero de que ya
cambió el régimen de PEMEX y de la CFE, eso es un hecho.
En el terreno político, lo hemos dicho, se han creado
instituciones autónomas, se le ha dado dientes para hacer elecciones más
limpias, equilibradas y creíbles; en el terreno de la justicia, se ha cambiado
el estatus de la PGR por el de una fiscalía autónoma y se pasó de los largos y
tortuosos pasillos de la justicia de papel, al de los juicios orales, como en
Estados Unidos, en Inglaterra y la mayor parte de Europa.
Podría seguir
escribiendo, pero ahí la dejo; sólo agregó el ya necesario cambio del
programa de dádivas Oportunidades, por el de Prospera y el anuncio de la
construcción del segundo aeropuerto en la ciudad de México, para concluir que
efectivamente, hay cambios profundos y que según se mira, son para bien; con el
respaldo de los dos partidos más fuertes, además del PRI.
Aún quedan pendientes. No somos aún Finlandia, ni Suecia.
Uno de los principales es terminar de unificar a las fuerzas políticas, para ir
juntos contra la delincuencia, para garantizar a los mexicanos el derecho a la
seguridad en su persona y en sus bienes, otro de ellos, es superar la pobreza y
pasar del vergonzozo salario mínimo de hambre a uno digno, como en esos países
que queremos emular en lo político.
Hacer más eficiente aún el sistema de partidos, para
garantizar el acceso a la esfera gubernamental a las minorías, sin caer en
reparto de cuotas o en el arcaico sistema de sobredimensionar la burocracia y
las representaciones.
Aún hay muchos pendientes…y para eso es fundamental,
fortalecer a la oposición, desde Morena hasta el partido Humanista.
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