Con una enérgica protesta y denuncia pública, Carlos Sergio Reyes Paris,
presidente de colonos del Fraccionamiento Joyas de Brisamar, lamenta que
continúen las anomalías en la construcción del Macrotúnel; y peor aún, que
ninguna autoridad de los tres niveles de gobierno ponga atención o interés a
este tema lo que en un futuro podría convertirse en una problemática mayor de
no atenderse de inmediato.
Desde antes de comenzar la construcción de esta
“magna obra”, las quejas de varias familias que se verían
seriamente afectadas, no sólo en su patrimonio sino en su integridad física, se
han convertido en un grito de auxilio a los responsables de ejecutar la misma.
Desde un principio el proyecto ha presentado un sinfín de anomalías que no han
querido ser atendidas, además de las constantes violaciones a los protocolos,
leyes, reglamentos y normatividad que rigen en materia de construcción,
ecología, seguridad, protección civil, entre otras. Ni siquiera se ha
respetado la autonomía municipal y se han presentado afectaciones serias a las
viviendas no sólo de este fraccionamiento, sino de toda la zona, incluidas
escuelas, comercios y empresas distribuidoras automotrices, entre otras.
Carlos Sergio Reyes Paris, en su calidad de
representante de los habitantes y colonos del fraccionamiento antes mencionado,
ya ha hecho público a través de diferentes medios de comunicación el malestar
general que ha causado el Macrotúnel, por la pésima ejecución de este proyecto,
falta de planeación y mucho menor atino social. Los residentes de
este fraccionamiento han quedado en total desamparo por parte de los gobiernos
federal, estatal y municipal, autoridades a quienes ya se les han entregado
diversos escritos, de los cuales no se ha tenido respuesta.
Mientras tanto la situación en esa zona residencial cada día se
vuelve más preocupante por las consecuencias psicológicas y físicas que en un
futuro cercano podrían desencadenarse.
En repetidas ocasiones se ha solicitado la
atención de parte de los tres niveles de gobierno, al igual que a dependencias
como la SEMARNAT, Obras Públicas, Ecología, entre otras, informándoles siempre
acerca de las grandes anomalías que se están cometiendo con esta
construcción. Las afectaciones van desde una serie de daños estructurales
a las viviendas, daños a la salud física y psicológica de los habitantes, así
como distintas violaciones a las normas ecológicas vigentes en cuestiones de
horarios, ruidos ocasionados por las explosiones, así como vibraciones,
situaciones que nunca han sido atendidas, mucho menos resueltas.
Es preocupante que ni siquiera las autoridades
responsables de emprender acciones legales para la solución de estos problemas
realicen sus actividades conforme a los reglamentos y leyes ya establecidas y
que con el paso del tiempo las cosas sigan empeorando para que después, en caso
de ocurrir desgracias que lamentar, no asuman su responsabilidad y se excluyan
de sus obligaciones.
Estamos hartos de vivir en un estado de
indefensión por la falta de aplicación de la ley y normas vigentes por parte de
las autoridades de los tres niveles de gobierno.
Lo que mal empieza mal acaba y ojalá recapaciten a tiempo para evitar un daño
mayor al que ya han causado.
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