TRASFONDO
Julio Zenón Flores Salgado
El 2015 es un año complicado para el estado de Guerrero y se
pone en el centro del análisis político el papel que habrá de desempeñar el
gobierno sustituto encabezado por Rogelio Ortega Martínez, tras la caída del
gobernador constitucional Ángel Aguirre
Rivero, acusado, aunque no juzgado aún, por encubrir e impulsar
políticamente al ex alcalde de Iguala, José Luís Abarca y el surgimiento de un
fuerte movimiento social local con amplio respaldo nacional e internacional,
que puso en jaque a todo el sistema partidista imperante en la entidad.
Los que creen que el movimiento social detonado a raíz del
asesinato y desaparición de jóvenes en Iguala el pasado 26 de septiembre es
pasajero y le apuestan a su desgaste y extinción, han creído, un poco
ilusamente pues no he leído ningún análisis serio o ensayo que sustente esa
idea, que a partir de enero viene la paz, pero enero ya llegó y como no llegó
con ese mes la justicia, pues se mira difícil que llegue la paz, como la
esperan éstos.
Sin embargo, lo que es real es que enero es el mes en el que
Rogelio Ortega empieza a operar políticamente la transición para la cual fue
seleccionado. Y lo empezó bien el gobernador sustituto, como corresponde a un
académico, conocedor de la ciencia política, sin militancia partidista, pero de
izquierda, con acciones concretas de diálogo realizando fotos y mesas de
trabajo con las organizaciones que alimentan el movimiento social que mantiene
en jaque a la entidad, con una postura que no pretende ninguna paz sin justicia
ni apaciguar artificialmente ese movimiento, sino atender las demandas para
alcanzar un acuerdo que permita que Guerrero no estalle en llamas, como algunos
otros apuestan.
Ese diálogo iniciado el primer día hábil de enero entre el
gobernador y las fuerzas políticas beligerantes debe llevar a buen puerto el
barco de Guerrero y es en esas mesas de análisis, el único sitio donde se habrá
de resolver si habrá o no elecciones en esta entidad en junio próximo. No en
ninguna instancia legal, ni en el INE, ni en los partidos, ni menos en las
plumas explosivas de quienes gritan que apliquen la ley (para estos derechistas
aplicar la ley significa reprimir, matar, parar a sangre y fuego y no entra la
palabra diálogo o justicia) y realicen los comicios sea como sea y contra quien
sea.
Este año, a partir de este mes, conoceremos realmente la
capacidad política de Rogelio Ortega y si está o no a altura de la transición
que se le encargó, para que se dé la rotación de élites, sin llegar a la
ruptura. Los partidos políticos y quienes no queremos ver esta entidad envuelta
en llamas, no tenemos más opción que apoyarlo, porque si hay alguien que puede
hacer caminar al estado por el rumbo del consenso es Rogelio Ortega…no hacerlo,
nos puede resultar muy caro.
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1 Comentarios
Lo que está sucediendo, es que son los poderes fácticos, los que le apuestan a seguir bañando en sangre al Estado de Guerrero
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