TRASFONDO
Julio Zenón
Flores
Los externos
han sido, históricamente, la solución salomónica para elegir candidatos en
contextos de alta competencia y cuando las cosas se atoran en el interior de
los partidos políticos.
Los externos
representan el riesgo menor para esas organizaciones guiadas por verdaderos
estrategas de la guerra y de la política. Eso son César Camacho y Carlos
Navarrete, aunque ambos, sin duda consultan sus decisiones con el presidente de
la República Enrique Peña Nieto.
Como lo
señalamos en el artículo anterior la selección de candidato a gobernador de
Guerrero se entrampó en los intereses de los grupos locales, tanto en el PRI
como en el PRD.
En el PRI el
empecinamiento del senador René Juárez por no dejar pasar a Manuel Añorve
Baños, que aparece como el favorito en todas las encuestas, aún en las
elaboradas por el PRD y por uno de sus mayores detractores, el ex alcalde Luis
Walton y su inconformidad, por considerar de bajo perfil, a que sea Héctor Astudillo, una opción B, por poseer mayor consenso entre los
distintos grupos locales de tricolores y aún con sectores de otros partidos,
todo indica que la única salida sería un candidato externo, que, además, vaya
con todo el respaldo presidencial. En ese caso sin duda sería el rector de la
Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), Javier Saldaña Almazán, quien ha
mostrado un excelente perfil ciudadano, capacidad de operación política, de
gestoría y el pragmatismo, en la dosis necesaria para encontrar soluciones
viables a problemas para los cuales no siempre la teoría o la academia tienen
opciones.
Javier Saldaña
llamó la atención de los guerrerenses, primero porque pudo unir a unos 30
grupos universitarios disímiles, desde la izquierda hasta la derecha, para ser
postulado como candidato único a la rectoría, en un hecho histórico y se
consolidó en la opinión pública al conducir a la UAGro de tal manera que la
sacó de los últimos lugares en la academia y la investigación para colocarla entre
las primeras 25 del país. De ser los rectores de la UAGro, sentados en la
última fila de las sesiones de la ANUIES pasó a ser del presídium, a quien
otros rectores buscan y, como nunca, se abrió el camino al acceso directo a la
gestoría de recursos en Hacienda y el picaporte de la puerta de la presidencia
de la República.
De no darse la
candidatura del PRI a Añorve o a Astudillo, su no compromiso partidista, lo
hace el candidato ideal para el tricolor, que tiene una aceptable estructura
electoral, la cual lo puede hacer ganar, en tanto que su perfil es fácilmente
explotable por cualquier mercadólogo, que con una mediana campaña lo colocaría
en un mes como puntero, dada la percepción negativa de la clase política
tradicional.
Pero en el PRD
también tienen a su candidato externo a la mano.
Si Aguirre
cree que ya le ganó la partida a Carlos Navarrete, al ponerlo en la disyuntiva
de aceptar a un aguirrista definido (lo cual haría ver al PRD nacional como
cómplice de lo que pasó en Iguala y le representaría al partido del sol un alto
costo en todo el país, en especial en el DF que no están dispuestos a pagar) en
la figura del senador Sofío Ramírez Hernández o perder el partido al insistir
en una aislada (por las tribus internas del partido) Beatriz Mojica, lo que
llevaría a perder a su principal aliado en Guerrero, el líder de la Coduc
Sebastián de la Rosa y con ello, además perder la elección (por la propia
acción vengativa de las tribus contrarias a Mojica), está equivocado.
Navarrete es
un hombre con recursos políticos y no se someterá a una corriente partidista
que le costó al PRD varios puntos electorales en el país y su prestigio
internacional, antes seguramente preferiría perder Guerrero, pero antes de esa
dolorosa opción tiene otras salidas. Una de ellas es el candidato externo.
Y cuando
hablamos de candidato externo en el PRD, surge también fuerte la figura de
Javier Saldaña y, en su defecto, acordar las reglas con el senador Armando Ríos
Piter e incluso con el candidato de MC, Luis Walton, a quien si bien no traga
del todo, aceptaría como salida para no ceder al empuje aguirrista.
Por lo pronto,
la moneda sigue en el aire.
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