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La contienda por Acapulco

TRASFONDO
Julio Zenón Flores Salgado
En la competencia por ganar el gobierno de Acapulco, para relevar la desafortunada administración de Luis Walton, se han reunido una multitud de elementos de tal manera que no se puede desde hoy predecir qué partido ganará.
Lo único que si se puede anticipar, sin duda alguna, es que el partido Movimiento Ciudadano no volverá a ganar, lleve a quien lleve, aunque de por sí, los nombres de los personajes que se manejan y que podrían buscar, en dado caso, relevar a su patrón el empresario gasolinero, son de bajo perfil, desde su socio el empresario Víctor Jorrín Lozano, que como diputado federal ha pasado casi desapercibido, hasta el diputado local Mario Ramos del Carmen, cuya actividad fue muy gris y si a eso le agregamos el desencanto que provocó el hecho de que Walton no cumplió ni una sola de sus promesas de campaña y que dejó a Acapulco peor de como lo encontró y eso que sus primeros meses fueron de pura crítica a su antecesor.
Descartando al partido del gasolinero, sólo resta esperar las propuestas del PRI y del PRD para poder tener un atisbo de lo que vendrá.
Una cosa que parecería fatal para Acapulco es que en esos partidos salieran electos como candidatos los hijos de papi, Rubén Figueroa Smutny, que es hasta ahora el más aventajado por los acuerdos cupulares, y Ángel Aguirre Herrera, que también tiene toda la posibilidad dado el control del partido que tiene su padre el ex gobernador Ángel Aguirre.
No es que sea malo ser hijo de papi. Muchas veces el hijo no honra al padre y a veces hasta lo contradice. De eso hay muchos ejemplos, por lo cual es un error juzgar a estos jóvenes aspirantes por las acciones de sus padres, uno manchado de sangre por el recuerdo de la masacre de Aguas Blancas y el otro por la sangre de los asesinados y los desaparecidos en Iguala. Nadie dice que sólo por ser sus hijos pudieran ser tan torpes o tan represivos como sus padres, pero lo que no se puede soslayar es la intromisión de los mismos que hicieron naufragar a sus progenitores: La influencia de los respectivos couchs Edith Hernández y Ernesto Aguirre, nefasto, rencoroso y pésimo operador.
En realidad en esos partidos hay personas de mayores luces, mejor evaluados socialmente y cuya actividad se ha visto por la ciudadanía: en el PRI por ejemplo la diputada Julieta Fernández Márquez, cuya actividad en la zona rural de Acapulco llevando programas productivos es muy reconocida, además de su sólida formación moral y su intensa actividad legislativa, le hacen un cuadro difícil de ignorar, sin olvidar que tiene el respaldo de la mayor estructura priista construida por su compañero Manuel Añorve Baños. En el PRD, el joven Evodio Velázquez Aguirre, ha tenido un crecimiento vertiginoso, tanto como diputado local, diputado federal y como secretario general del PRD, que fue y en donde más parecía el presidente del partido que el secretario, demostraron un activismo que hace falta para Acapulco, donde lo primero que hay que hacer es poner orden y recuperar los servicios públicos municipales.
Hay que reconocer que cualquiera de ellos, si se deshacen de sus influencias negativas, pueden ser un verdadero relevo generacional, pero hay que esperar también a que los partidos nuevos hagan sus propuestas, pues de ellos también puede ser la victoria, por el simple hecho de que ya estamos hasta el gorro de las promesas incumplidas de los de siempre.
En la cartuchera de los nuevos pueden venir desde el ex gobernador Zeferino Torreblanca, hasta el líder de la Coparmex, Joaquin Badillo, o el dirigente de colonos de Las Brisas, Carlos Reyes.


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