TRASFONDO
Julio Zenón Flores
Carlos Mateo Aguirre Rivero es el hermano mayor de los
Aguirre.
Mucho se dijo que en el gobierno de su hermano Ángel, él era
quien hacia todos los tratos que implicaban los grandes montos de inversión y
que se encargaba de recibir generosas comisiones, en especial de constructores.
Ahora se sabe que también fue el operador de un fraude 287 millones de pesos
que extraían de recursos federales para trasladar a cuentas personales de la
familia Aguirre y de la familia Hudges.
Sus tentáculos llegaban hasta la secretaría de Salud, donde
nunca dejó cerrar siquiera un contrato de suministro de medicamentos o equipo
al secretario formal, el ahora defenestrado por su amistad con el clan de Los
Abarca, Lázaro Mazón Alonso, pese a que dichos contratos eran millonarios. Hay
por ahí una licitación, pendiente de investigación, donde se otorgó el contrato
a una empresa que ofrecía un precio mayor y se dejó fuera a una empresa que ofrecía mejor precio
y mayor capacidad de distribución.
Pero su fuerte era el área de la construcción. En esa área
llegó hasta la delegación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes
(SCT) En Morelos, donde el gobernador Graco Ramírez Garrido, optó por ponerlo
de patitas en la calle. Había llegado ahí por recomendación de su hermano,
luego de que en Guerrero se había convertido en un personaje incómodo, para el
propio gobernador, su hermano.
Los Hughes, son personas que han sido cercanas a Aguirre
Rivero por décadas, por cercanía familiar. Es el mayor de ellos quien cuida del
mandatario con licencia cuando se hunde en sus periodos depresivos y bebe hasta
perder la razón. Hay multitud de anécdotas al respecto, que ocurrían por lo
general en la famosa Casa Acapulco.
Ernesto Aguirre, calificado un tiempo como el sobrino
incómodo, en realidad fue quien asumió el gobierno, pero de una manera estilo
de los jóvenes que nunca han tenido nada y de pronto todo lo tienen. Se dice
que cambió profundamente y se dedicó a hacer negocios y nadie supo cómo, de
pronto, hace apenas cosa de un mes, abrió una discoteca en la zona más lujosa
de Acapulco, en sociedad con un diputado priista y un ex secretario de turismo
de Guerrero. Muchos le atribuían algo así como complejo de policía, pues
siempre estaba comunicado con radios y teléfonos celulares y era él quien
acudía a destrabar tomas de edificios y bloqueos. Quizás esa afición lo salvó
de ser detenido. Se enteró a tiempo o supo proteger sus actividades. No
sabemos, pero la PGR no lo menciona entre los detenidos.
Fue quien le coordinó la campaña al ahora gobernador con
licencia y estaba a cargo, ahora, de la campaña del hijo del gobernador Angel
Aguirre Herrera, que estaba con un pie arriba de la candidatura del PRD a
alcalde de Acapulco.
Ayer dos de los Aguirre fueron detenidos y cuatro más de la
familia Hughes, se dice que llevados a la ciudad de México, para que rindan
declaración.
La PGR precisó ayer que detectaron y comprobaron el desvío
de 287 millones de pesos que extraían de dependencias federales, para
trasladarlos a sus cuentas personales. ¿Cuántos políticos más hacen esto y
hasta ahora no los han metido presos? Sin embargo, es un buen comienzo…de la
caída del imperio de Aguirre, porque, es obvio, todos estos no pudieron actuar
sin que el gobernador lo ignorara.
Sólo falta ver cómo reaccionará el PRD ante la caída de SU gobernador y cómo se reflejará en la elección de candidatos este fin de semana, si a pesar de todo los aguirristas se impondrán, con las alianzas que traen con Grupo Guerrero y Coduc o si de una vez se deslindarán apra construir un partido con un perfil más de izquierda y con candidatos de izquierda.... a ver...
Ahí está. Todo cae por su propio peso.
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