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El voto diferenciado en la elección de Guerrero




TRASFONDO

Por Julio Zenón Flores


El voto diferenciado que se da en los procesos electorales refleja a una sociedad cada vez más madura en el ejercicio de sus derechos democráticos.
En México su expresión más evidente fue en las elecciones presidenciales del año 2000, donde ganó la coalición Alianza por el Cambio, encabezada por Vicente Fox, del PAN, en la mayoría de los estados, mientras que en diputados sólo lo hizo en una decena de entidades de la república, lo que no permitió que el PAN tuviera también el control del poder legislativo federal.
En esa elección el PRI se colocó en segundo lugar en número de votos y con más entidades ganadas, mientras la Alianza por México, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, quedó en tercer lugar.
El estado de Guerrero fue ganado por el PRI, pero la ciudad de Acapulco fue ganada por el PAN. Si hubiera habido elecciones de  alcaldes, el puerto hubiera tenido a su primer alcalde panista.
En el 2000 las condicionales nacionales e internacionales llevaron a un hartazgo social hacia el PRI y ese cansancio se cristalizó en la candidatura del entonces joven empresario, tipo vaquero Marlboro, Vicente Fox Quezada, quien mostró un lenguaje y una imagen audaz, con el temple suficiente para echar al PRI de los Pinos, pero ese perfil no se reprodujo en las candidaturas locales, lo cual hizo que el PAN ganara la presidencial pero perdiera las demás.
Algo parecido se perfila en el estado de Guerrero, donde el PRI construyó una candidatura que parece adaptarse a la coyuntura desfavorable para el PRD, tanto por la percepción del incremento de la violencia en la entidad en los últimos años y el descubrimiento de vínculos con el crimen organizado por uno de sus alcaldes, la sensación de rabia por los hechos de Iguala y la exhibición pública de la corrupción y dispendio del gobierno perredista de Ángel Aguirre.
La candidatura de Héctor Astudillo Flores, que en un principio se vio débil por las condiciones de inseguridad, cobró fuerza al comparar su perfil con el del gobernador interino Rogelio Ortega Martínez, y al explicar, éste último, que a veces es mejor la extrema tolerancia que la represión que pudiera llevar a un estallido social mucho más violento, apareciendo entonces su aparente debilidad como tolerancia y serenidad, que son necesarios para evitar que Guerrero se incendie.
De esa manera, Astudillo aparece como un buen candidato del PRI al gobierno del estado, con el cual el tricolor acaricia la posibilidad de recuperar el gobierno, mientras que esa experiencia no se repitió a nivel municipal y las fuerzas locales y pequeños cacicazgos impidieron el paso a los candidatos de mejor perfil.
En ese contexto, estudios serios adelantan que en los diez municipios más grandes de Guerrero el PRI va adelante en cuanto a la candidatura a gobernador, pero tiene serios problemas en cuanto a los abanderados a alcalde.
En Acapulco por ejemplo, se recoge que Evodio Velázquez marcha adelante con más de diez puntos de ventaja, en tanto en Chilpancingo, la suma reciente de Jorge Salgado Parra le podría salvar la cara al priista Marco Leyva Mena, pero no así en Taxco, donde las cosas favorecen al abanderado del PAN a la alcaldía, ni en Chilapa, donde el voto duro se inclina por el PRD, ni en Zihuatanejo, donde el mejor prospecto priista fue hecho a un lado y no se ha sumado, ni en Ometepec, donde Eduardo Montaño no levanta, por solo mencionar algunos.
El caso de Acapulco, sin embargo merece  un análisis aparte, que presentaremos en la próxima entrega, ya que pese a ese voto diferenciado, hay estudios que apuntan en el sentido de que si se dan ciertas condiciones el PRI podría recuperarse y dar la sorpresa.
www.faceboook.com/juliozflores



***Responsable del BLOG: Julio Zenón Flores. Periodista, escritor, marketer digital y maestrante en ciencia política. Premio estatal de periodismo y premio estatal de periodismo legislativo. www.facebook.com/juliozflores

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