TRASFONDO
Por Julio Zenón Flores
El turismo es la piedra angular de la vida económica de
Acapulco, por lo cual la vida social y pública de los habitantes del municipio
gira en torno a ella. Incluso frases como la de “agarraste barco”, vienen de la
época de la abundancia de arribos de cruceros turísticos, que movían la
economía local, en particular el área de Petaquillas y los barrios adyacentes,
donde se instalaron (y algunos aún sobreviven) negocios de comida filipina,
italiana, francesa y de otras nacionalidades, mientras que la prostitución y la
venta de droga al menudeo también florecieron en esas partes de la ciudad.
Es por ello que un gobierno municipal no puede concebirse
sin una política clara para el sector turístico y, sin embargo, sólo
recientemente se le dio la categoría de Secretaría a la dependencia encargada
de atender ese ramo de la actividad local y hasta la fecha no se le ve una
actividad concreta, concisa y maciza, en tanto que el presupuesto es raquítico
y no hay o al menos no se conocen, herramientas administrativas que hagan
auditable y eficaz su labor.
Uno de los mitos que ha demostrado su fracaso, es el de que
los licenciados en turismo podrían encabezar el área de turismo y dar buenos
resultados. Quienes han estado al frente no han hecho más que aportar datos
estadísticos, acudir a ciertas ciudades y ferias de turismo, en lugares donde
ni siquiera se cuenta con conectividad con Acapulco, como el caso de España o
Alemania.
En realidad, dado el origen y la importancia económica del
turismo sería necesario abordarlo en primer lugar como un asunto cultural, que
es, además, una tendencia de los segmentos de mayores ingresos del nicho de
mercado y está plenamente demostrado que en la actualidad, mucha de la gente
que viaja busca combinar su descanso con acercamientos a la cultura local.
Esa es una parte del éxito de la Riviera Maya, Cancún, en
particular, que el que viaja a esa zona de playa tiene en los alrededores una
rica veta cultural y ecológica.
Acapulco se ha quedado en ofrecer sol y mar y apenas un poco
de actividades culturales de las mismas que el visitante pudiera gozar en su
lugar de origen, que son las que promueve el Foro Mundo Imperial, con recitales
y obras de teatro de cierto atractivo, pero no se ha logrado, hasta ahora,
dotar de una identidad que pueda ser el ícono de las campañas de promoción que
por cierto han dado pocos resultados porque al carecer de una identidad no
mantienen una imagen corporativa y da bandazos de un lado a otro contratando
por ejemplo a un ícono del pop, como Luis Miguel y de repente cambiar a un
comediante como Eugenio Derbez o a una chica sexi como Paulina Rubio.
Lograrlo en este periodo de gobierno que viene podría
hacerse si se aborda desde el punto de vista cultural y buscando la identidad
del SER DE ACAPULCO, por ejemplo, la zona de la puesta del sol en Pie de la
Cuesta o la zona del pescado a la talla en Barra Vieja o la de deportes
acuáticos en Icacos-Condesa o la de los barrios históricos en torno al zócalo,
o la de las discotecas en la Escénica, y complementarlos con circuitos de
exposiciones pictóricas, escultóricas y de danzas regionales, para hacer del
puerto un sitio icónico, que atraiga hasta como locaciones fílmicas, por su
gastronomía, sus paisajes, su cultura y su siempre esplendoroso sol y mar.
Más que dedicarle recursos a los viajes del secretario de
turismo, dedicarle esfuerzos a la definición identitaria y una vez logrado,
enfocar tiros de precisión, como decía en campaña el alcalde electo Evodio
Velázquez, a lugares desde los cuales se puede traer turismo, poniendo el
acento a la vez en la conectividad.
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