Los errores cuestan, dice la sabiduría popular. Y así es.
Por esa razón, remitiéndonos de nuevo al muy grave desenlace del bloqueo a la
Autopista del Sol así como al cruento desalojo del 12 de diciembre anterior, lo
que ocurre ahora es “normal”. Así, entre comillas. Lo es porque en principio no
debió ocurrir. Lo es porque, tras los sucesos, el maremágnum no se hizo esperar
y sólo la investigación habrá de colocar todo en su justa dimensión. Lo es
porque, en un evento donde concurre tanta gente y hay muertos y heridos de por
medio, todo se complica, a más no poder. Pero nada está escrito aún y hasta que
la autoridad judicial no declare el hecho como cosa juzgada, todo sigue y
seguirá su curso, hasta el final. Y habrá nuevas diligencias y más momentos de
tensión. Y habrá confrontación y careos, todo lo que prevea la ley, incluyendo
medidas poco utilizadas como el detector de mentiras, la exhumación de
cadáveres y el suero de la verdad en los inculpados si así lo dispone la ley y un
juez. Los hechos sucedieron al calor de la confrontación. Nadie quiso ceder.
Hoy, llevada a fondo la indagatoria de rigor, las cosas deben sujetarse a los
criterios de la propia ley, a los del Código Penal. Es la única forma de
procurar justicia aunque entre un suceso y otro haya incomodidad, miedo y más tensión.
Como dijimos antes, los agentes policíacos fueron al cumplimiento de su deber.
Como dijimos también, los estudiantes decidieron el bloqueo alocadamente, sin
más ni más aunque se excusen con lo de la no atención por parte del gobierno
estatal. Y murieron 3 personas y hay lesionados, estos últimos se recuperan de
heridas que pudieron ser de más gravedad. Hoy en día, el ex procurador Alberto
López Rosas, un hombre al que se considera serio y competente incluso, está también
en la ruta de la propia investigación.
Estimado lector, Fina lectora, nada de lo que ocurre al
respecto estaría sucediendo si los normalistas hubieran sido consecuentes en su
proceder. Nada estaría ocurriendo si los agentes policíacos lo hubieran sido
también. Pero da el caso que nadie quiso ceder y he ahí las consecuencias y las
repercusiones de tan grave error. Y no, no se trató de una protesta más. No se
trató de un acto pacífico por parte de los normalistas, no en toda la
expresión. Hubo tensión, amedrentamiento, desafío, reyerta y rijosidad. Disparos
finalmente, y toda una pérdida de control. De ahí vino todo lo demás. A saber, detenciones,
declaraciones inmediatas, explicaciones, conferencias de prensa, confusión, probable
desaseo procesal, liberación inédita de detenidos, deficiencias en la integración
inicial de la averiguación, tomas de posición, llanto, exigencia, confrontación
política, posibles contradicciones, probables inconsistencias, brutalidad
previa por parte de algunos agentes, y, muy probablemente, faltas a la verdad. Todo
combinado ha dado el resultado que tenemos el día de hoy. Y lo tortuoso y
rígido de la indagatoria seguirá, no hay más. En la misma interactúan el
Ministerio Público federal, el Ministerio Público local, la CNDH, jueces del
Poder Judicial de la Federación y, porque los normalistas lo pidieron, una
comisión de intermediación. Esta última está formada por intelectuales y por
defensores de derechos humanos de probada y muy amplia reputación. Y todo
avanzará hasta su conclusión, hasta que haya resultados que den paso a la Cosa
Juzgada que, guste o no, será elevada a rango de Verdad Legal. Cuando esto
ocurra habrá sentencias, gente en prisión, tristeza, apelaciones, denuncias y
peticiones ante instancias de procuración de carácter internacional, disculpas
públicas, reparación de daños y todo aquello a lo que el Estado Mexicano está
obligado por la propia Constitución.
En vía de mientras los sucesos darán más de qué hablar
porque no todo es claro aún. Algunos estudiantes pueden ser detenidos incluso para
que expliquen lo que no sabemos todavía pero que evidentemente ocurrió. Todo
esto en medio de una singular situación donde al parecer se quiere proteger a
la policía federal. Se dice esto porque no obstante que las imágenes muestran a
los agentes federales sometiendo a los normalistas, estos no son acosados como
sí lo son los de carácter estatal. El comisionado incluso (de la policía
federal) fue sustituido semanas atrás, tras entregar a la CNDH un informe del
que no se sabe más. El funcionario que está por encima del ahora ex comisionado
es Genaro García Luna, responsable titular de la secretaría de Seguridad
Pública del gobierno federal. Dicho funcionario depende directamente del
Presidente de la República y todo parece indicar que, aún concediendo que los
agentes fueron al sólo cumplimiento de su deber, se les quiere exonerar. Pero
la ley es la ley podrá decir usted y no, no está en un error. Por eso, con el
justo seguimiento de abogados y de las propias partes, todo habrá de
esclarecerse, tarde o temprano, así sea reabriendo y re analizando el caso por
un subsiguiente gobierno federal. La impresión que tenemos es que al estudiante
caído en plena carrera lo balearon de frente y no eran los agentes ministeriales
locales los que estaban en esa posición. Por eso extraña la postura de la CNDH
la cual hoy sí tiene facultades para indagar antes que sólo recomendar. Los
miembros de la comisión de intermediación deben ser escrupulosos por lo tanto,
so pena de caer en el descrédito público tras aceptar su participación. Si los
normalistas tienen culpa alguna lo sabremos pronto porque no es ni ético ni
deseable el que haya puntos oscuros (en el caso) que den al traste con la aplicación
tácita de la ley.
En este orden de cosas hay todavía mucho que aclarar y no
es la dimisión del gobernador la solución que se esgrimió semanas atrás. El
derrocamiento de un mandatario se justifica en la medida de que se comprueba su
participación en un acto lesivo para la sociedad y no es el caso, no hay
pruebas de un sórdido ni de un nefasto proceder de parte de él. Es verdad sin
embargo que tales acontecimientos enturbian la marcha de lo que puede ser un
buen gobierno hasta su final pero hasta ahí, no más. En esa tesitura la titular
de la PGR debe ser precisa, clara y precisa porque la opinión pública sigue con
mucha atención lo sucedido aquí. En esta lógica, la titular de la PGR, una
mujer que me parece lúcida y ecuánime por igual, debe revisar y revisar bien.
No hacerlo complicaría todo y el gobierno del que forma parte pronto concluirá.
Dicho de otra forma, la investigación debe hacerse y hacerse bien, a fondo y
bien. Por eso es correcto el que se señale a elementos de la Procuraduría local
por el hecho de evasión (de reos), pues de acuerdo con la gravedad de lo
sucedido a nadie se debió conceder la libertad al día siguiente de su
detención. Pero es verdad, dirá usted, era lo políticamente correcto para
evitar más tensión. Y tiene usted razón pero las normas penales existen y no
hay para dónde ir. Es decir, debían todos ajustarse a los cánones de la ley, a
los dictados del Código Penal. El no hacerlo, propició lo que vemos hoy.
Si la norma escrita se sigue al pie de la letra y si
acaso hubo manipulación, encubrimiento y obstrucción por parte de la autoridad
local, como lo señala la autoridad pericial federal, habrá más detenciones, más
sujetos a proceso, más indiciados, más sospechosos, más abogados, más coraje,
más llanto y más tensión. ¿Por qué?. Porque todo fue un error. Uno propiciado
por quienes comandaron a los estudiantes normalistas ese día y por quienes comandaron
a los agentes que fueron armados (al desalojo) pero sin un oficial de alto
rango que, con la voz más fuerte y determinante, impidiera el tiroteo y la
brutalidad, lo cual, además de innecesario tal vez, enlutó y tiene en la cárcel
a gente por igual. Si la norma escrita se sigue al pie de la letra, irá gente a
prisión, pero sólo la gente que ahí debe ir y no más. Y la pregunta sigue en el
aire… ¿Por qué dispararles si tenían la situación bajo control?. Los habían
dispersado, los habían sometido, los tenían arrinconados en la parte sur.
¿Tuvieron miedo los agentes policíacos por alguna razón? ¿Se sintieron en
peligro por parte de los estudiantes? ¿Por qué? ¿Qué no se ha dicho ante la
autoridad que sigue de cerca la investigación? ¿Cuándo se hará y ante quién?
Es todo, de momento otra vez…
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