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Ayotzinapa. Prevalecer.

por Dagoberto Márquez

 

La Normal Rural como institución educativa no tiene la culpa de la degradación en que, con el paso del tiempo, por los actos de una parte de su estudiantado y por la desatención de gobiernos en turno, ha caído, a juicio de la sociedad local. De buena parte de la sociedad local según se percibe. Son muchas las razones por las cuales dicha institución está como está. Esto es, marginada, segregada, menospreciada, señalada, empobrecida. Estructuradas hace más de medio siglo ya, las Normales Rurales mexicanas tuvieron por propósito la formación de profesores de educación básica en la idea de dotar al extenso medio rural y marginado del país de buenos profesionistas que, bien preparados y con mística de servicio, contribuyeran al desarrollo educativo de la Nación. Era la época de Lázaro Cárdenas como Presidente de la República (en realidad antes, con Álvaro Obregón y don José Vasconcelos) cuando, con esa visión, se echó a andar el proyecto educativo para la instrucción primaria el cual funcionó. Las Normales Rurales formaron maestros y con ello contribuyeron a sacar del atraso a la comunidad en infinidad de lugares del territorio nacional. En esa época, en todo pueblo de México se tenía al maestro como al ícono de la cultura, del conocimiento y del saber. Como el trasmisor natural que, con preparación pedagógica adecuada, hacía que los niños aprendieran a leer y a escribir. Junto al profesor, quienes tuvieron la confianza y el aprecio sincero de la comunidad en el campo estaba el médico, el ingeniero agrónomo, el sacerdote del lugar. Era un asunto de cultura. De cultura local. Uno de idiosincrasia y de agradecimiento comunitario combinado con su propia percepción y cosmovisión. Pero era al maestro al que trataban más. Eso derivaba del acercamiento diario y redundaba en un agradecimiento bastante especial. Era la época de los años 30's, la de los 40's, y de ahí para acá. La Normal Rural de Ayotzinapa fue el

Alma Máter de Genaro Vásquez, de Lucio Cabañas. La Normal Rural de Ayotzinapa fue el

Alma Máter de muchísimos más. Particularmente me une en amistad un vínculo irrompible con gente que estudió allí en la década de los 70's. Gente que, sin tener tan acendrada la inclinación por el activismo político, se desempeñó como excelente profesionista de la educación, de la instrucción primaria en el medio rural local y nacional. Famosa por su estructura de internado donde además se les preparaba en las tareas agropecuarias con un fértil e irrigado campo de su propiedad, la Normal Rural "Raúl Isidro Burgos" de Tixtla, Guerrero era un imán. Uno muy preciado para quienes tenían o adoptaban la vocación. Eran buenos tiempos, había mística de servicio, ganas de estudiar para trabajar. Eso es lo que entiendo en lo personal.

     

Pero las cosas se degradaron y la mística se perdió. Todo, al parejo de la descomposición en muchos ámbitos donde sobresale la corrupción política, la corrupción de cierta gente y la corrupción gubernamental. Donde sobresale el efecto negativo de la simulación y del oportunismo para acceder o no perder privilegios y, por supuesto, la sobrepoblación. Esto redundó en que la gente del medio urbano y la gente de las cabeceras municipales en el entorno rural se apoderara de los cargos bien remunerados y de los cargos de decisión, dejando al margen a prácticamente todos los demás, dificultándolo todo. Y las Normales Rurales empezaron a padecer, a languidecer, perdiéndose parte de la esencia que les permitió nacer para hacer el bien. Y pasó el tiempo y éstas se volvieron conflictivas como resultado de un proceso al cual eran ajenas en parte a decir verdad. Con el curso de las décadas se estructuraron Normales federales, Normales estatales y, finalmente, las de corte

  particular. Todo un abanico que finalmente las marginó. Y después vino más corrupción y la venta de plazas magisteriales y la pérdida de valores que hizo que los principios éticos sucumbieran. En esa lógica, absurda como equivocada, egresados de la Normal Rural se corrompieron también, eludiendo lo que era su compromiso fundamental, buscando preferencias de ubicación y eludiendo el prestar sus servicios en el medio rural. Toda una contradicción. El maniqueísmo de que fue objeto Ayotzinapa es "natural". Al igual que toda entidad autónoma educativa, como las universidades por ejemplo, el marxismo fue la cátedra ideológico-política aplicada paralelamente aunque el problema fue que la aplicaron mal tal vez. La esencia de esa mala aplicación se tradujo en odio, en un resentimiento contra el Estado que, al manifestarse en las calles con el paso de los años, ofendió y lastimó a una parte de la sociedad. De ahí el problema, el del rechazo generalizado contra dicha institución. El asunto de "autogobiernos" al interior de la misma derivó en prepotencia, en arrogancia, en agresividad y exclusión contra los que no se plegaron y, finalmente, en pesadilla, en muchos sentidos de la expresión. La lógica es que hay que dar al enfermo la medicina correcta, la que resuelva, y bien, la enfermedad. Es cosa de comprender y de diagnosticar correctamente para poder resolver, nada más.

 

Estimado lector, Fina lectora, los hechos ocurridos el 12 de diciembre en torno del bloqueo y el desalojo de normalistas tienen una génesis, una muy amplia y compleja que habría que revisar bien. No hacerlo equivale a no querer comprender. Y es obvio y lo hemos dicho, los normalistas cometieron un error. Ir a tomar la autopista en esa fecha y de esa forma fue un error. Uno más de los que se comenten cuando existe juventud, inexperiencia, manipuleo y cierta desesperación. Esto no justifica la reyerta pero así fue y las consecuencias están ahí. Ahora lo que hay que hacer es un esfuerzo para enderezar todo, lo torcido, incluido en esto el asunto de la mística perdida y la extraviada vocación. Todo esto debe encaminar a la paz social; el más importante de los valores que, junto con la vida misma, debemos apreciar. Las cosas no serán sencillas sin embargo porque, dados los acontecimientos, todo es confuso aún y la autoridad federal se empecina en no querer retroceder. Pero hay tiempo, lo habrá para remediar y para corregir, no hay duda, no para este su amigo y servidor. El punto ahora es abordar todo, como se está haciendo merced a la disposición política de Ángel Aguirre y a la comisión misma de intermediación civil. Ésta, como ya dijimos, está compuesta por gente de perfil y de nivel, por gente incorruptible que aceptó la tarea no sencilla de la interlocución. El punto es examinar, dialogar, acordar y resolver. De buena fe. Todo lo que esté al alcance de las posibilidades reales donde lo relevante será recobrar la estabilidad a fin de que, Ayotzinapa, vuelva a ser la noble y justa institución. Aquella que se distinguió por preparar a maestros bien intencionados los cuales tienen y seguirán teniendo una tarea que cumplir. Una que, por ser desdeñada por otros, requiere de su presencia en el medio rural. Una muy importante que permita el que niños de La Montaña y de la Sierra Madre del Sur, tengan un maestro que les ayude a aprender. Una que, al margen de protagonismos negativos y de actitudes rijosas que no se desean porque nadie quiere que sus hijos tomen un mal ejemplo, ayude a lo más importante en una misión primaria como social: A que los niños aprendan a leer y a escribir. A que los niños aprendan a comportarse y a conducirse bien. A que los niños comprendan la historia de este país.

 

Estimado lector, Fina lectora, los sucesos del 12 de diciembre de 2011 deben quedar atrás pero eso no va a ser posible si las cosas no se hacen bien. Esto es, con apego y sujeción a la ley. Para hacerlo es menester la buena conducción de la investigación pero tal cosa es muy difícil si intereses encontrados se confrontan, se noten éstos o no. En ese orden de cosas la Normal Rural de Ayotzinapa debe prevalecer, re encontrar el sentido hoy perdido y hacer un esfuerzo para recuperar todo, esto es, identidad, prestigio, mística de servicio, ética, profesionalismo, vocación, y, por supuesto, la capacidad técnica para ayudar de verdad a los demás. El hecho de que haya gente que echa pestes contra ella no debe ser motivo para retroceder. El punto fino de la cuestión es un examen, uno de conciencia que posibilite el que la Normal Rural "Raúl Isidro Burgos" prevalezca, aún ante la actual adversidad.

 

Ayudémosle, hagámoslo de buena fe. Los niños, nuestros niños, lo necesitan.

 

Es todo.

     

 

 


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