Agua
Municipal
Juan
López
En Coyuca de Benítez un nuevo mercado
central está en construcción. Es una edificación de este género, normal: energía
eléctrica, patios, estacionamiento, locales, secciones, áreas verdes, agua
potable, seguridad, administración y reserva territorial para su eventual
crecimiento.
Coyuca tiene recurrencia en escasez de agua
entubada pese a la cercanía del río que la favorece.
Precisamente el nuevo mercado carece de una
cisterna capaz de almacenar agua de lluvia durante toda la temporada,
suficiente para abastecer y satisfacer la demanda de los usuarios de dicho
mercado, al menos durante el estiaje.
La albañilería moderna prevé estas
continencias. Se cavan fosas de cincuenta o cien metros cúbicos, aledañas,
donde fácilmente se puede almacenar el agua de la lluvia, higienizarla,
guardarla y usarla cuando no haya bombeo u otra deficiencia del servicio.
Hasta ahora, ningún alcalde procura prevenir,
aprovechando la gratuidad de fuentes naturales de agua, luz y otros. Lo común
es atenerse a los servicios establecidos que cada vez están peores y lloriquear
y quejarse cuando los desperfectos nos dejan sin agua o a oscuras. Crear
soluciones alternas no se les ocurre.
Una cisterna, con la que puede contar el
edificio mayor del país o la más modesta casa habitación de un hogar, es lo más
simple de la ingeniería moderna. Así como se construye una alberca, un garaje,
un cuarto de servicio, una pileta, un asoleadero, igual se agrega a la
edificación, un aljibe sellado, estratégico en el cual se guardará de mayo a
noviembre, agua llovida, limpia, cristalina y bien guarecida para que no se
corrompa. Dotándola de abate y cloro para evitar también otras alimañas.
Creo que para Ramiro Ávila, autoridad
municipal, anticipar soluciones no es del nivel de su ociosa negligencia. No
insistamos en él pero, gente como Mario Moreno Arcos, que también arrastra en
Chilpancingo el lastre de la falta de agua. Empezar con un programa colectivo
de construcción de cisternas domiciliarias, industriales, comerciales,
domésticas y de toda índole, es algo de urgencia que no se debe dejar más
tiempo a la holganza.
Se tiene por sabido que Mario Moreno es
también agua dulce y ajonjolí de muchas ineficiencias, pero buscar
procedimientos novedosos, científicos de aprovechar el agua de la lluvia, es ya
en otros ayuntamientos y países, una solución que mucho ayuda a ciudades que
padecen por la escasez del vital líquido.
Entonces, por qué no hacerlo en Coyuca, en
Chilpancingo, en Acapulco, en Iguala y en todas las comunidades del Estado, que
se ven afectadas por el horroroso calvario de la falta de agua.
Si en la Ciudad de los Servicios, construida
por René Juárez, se hubiese previsto el equipamiento necesario para guardar
agua de la lluvia, no estaríamos repitiendo la consiga de que el hubiera no existe. Si cada edificio,
vivienda, Infonavit, casa u otro aposento humano de convivencia múltiple, desde
ahora se le procura el accesorio de una reserva natural de agua captada en
temporales, el alarmante y grave escasez de agua potable en los domicilios
podrá atenuarse de modo bastante considerable.
La naturaleza del funcionario público es en
lo general, la de no quebrarse los sesos modificando las estructuras
burocráticas a que está acostumbrado. Sin embargo, conseguir nuevas formas de
satisfacer las necesidades públicas, los servicios vitales, nos obligan a
considerar como posibles, novedosas innovaciones racionales para solventar
crisis como la de la falta de agua.
Captar agua de la lluvia, higienizarla y
darle uso doméstico no es un invento de nadie ni una ocurrencia loca. En el
Estado de México existen laboratorios de experiencias de este tipo y se ofrecen
a quien las requiera, orientación y capacitación para operar sistemas
comunitarios de utilización de agua de la lluvia.
Carentes de noción, munícipes y autoridades,
es deber nuestro, a través de estos editoriales, sacudirles la sesera para que
tomen cartas en el asunto y no estén sólo esperando los miles de millones de
pesos en inversiones náuticas, para dotar a sus pueblos de agua potable.
PD: “Pensar es el trabajo más difícil que
existe”: Pitágoras.
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