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Figueroa vs. Figueroa




Jorge Valdez Reycen
Julio Iglesias fue su artista preferido y la canción “Río Rebelde” (1978) (letra: “Tiré tu pañuelo al rio/para mirarlo como se hundía/era el ultimo recuerdo de tu cariño que yo tenía/se fue yendo despacito como tu amor/pero el rio olvida... a la playa al fin/me lo volverá/pero yo sé bien/que nunca jamás/podré ser feliz/sin tus alegrías… te recordaré/en mi soledad/en el nido aquel/que quedó sin luz/cuando comprendí/que ya no eras mía”) fue la que más le cantaron los del trío “Los Fierosos”.
Al ingeniero Rubén Figueroa Figueroa parecía imposible asociarlo al romanticismo, pero sí era un romántico empedernido el hombre al que le gustaba le dijeran “El Tigre de Huitzuco”. Cuando retó a un duelo a balazos al periodista Ignacio Ramírez de “Proceso”, en su despacho del segundo piso del Palacio de Gobierno, lo hizo para recrear su humor negro y darle el susto de su vida al magistral cronista. Las armas estaban descargadas, y cuentan que rió de buena gana cada vez recordaba la cara de espanto de Nacho Ramírez.
O en la “Piedra del Chivo”, en la colonia Icacos, cuando Toña Magallón lo enfrentó: “Lo que quieres es quitarnos nuestras tierras”. El gobernador se hizo acompañar de Juan Ruiz Healy y la producción del programa “60 Minutos” que grabaron el ríspido encontronazo entre RFF y Toña Magallón.
--No es cierto, buena mujer… Lo que queremos es darles mejores terrenos, planos, con agua y drenaje –trataba de convencer Figueroa a la lideresa.
--Noooo. Nooooo… No es cierto, quieres nuestras tierras –se resistía Toña.
--Entienda, buena mujer…
--Mentira, es una vil mentira.
--Pus ya estuvo bueno, pinche vieja hija de la chingada… Ora se va a aplicar el Artículo Cero. ¿Ahhh, no saben cuál es? ¡Por mis huevos!...
El camarógrafo iba de un lado a otro en la discusión y las palabras obscenas fueron censuradas en el programa semanal dominical. Ese era Rubén Figueroa Figueroa. En 1979 reubicó a 120 mil almas en Ciudad Renacimiento, unas 20 mil familias que vivían en lo alto del anfiteatro porteño.
En ese período de gobierno funcionaban la Forestal “Vicente Guerrero”, la Impulsora Guerrerense del Cocotero, Celulosa del Pacífico (Celpasa), la exportación de melón a USA era una industria floreciente y se sembraban palmas enanas traídas de Costa de Marfil, África, para robustecer la industria coprera en el inicio de su declive.
Cuando Rubén Figueroa Alcocer fue gobernador (1993-1996), todas las empresas paraestatales ya habían sido liquidadas, incluyendo el Fideicomiso Acapulco que realizó el éxodo de miles de porteños a Renacimiento. Alfonso Cerpa Salcedo, quien fue director de la Forestal VG fue secretario de Obras Públicas. Y Guillermo Carrillo Arenas quien fuera director del Fidaca con RFF construyó el nuevo Congreso del Estado, entre otras obras con Figueroa Alcocer.
Cuando Rubén Figueroa Smutny convenció a su padre en el trance de dejar a su sucesor en la persona de Ángel Aguirre Rivero, en 1996, será un episodio imborrable en su vida. De esos momentos se desprenden muchas de las conductas que parecieran incomprensibles, pero tienen un origen.
Las tres generaciones de los Figueroa en su desempeño público tienen similitudes en cuanto a personalidad, formas de conducta erráticas, caracteres volubles, impulsivos, autoritarios por su formación y condición económica ligada al poder.
Lo del camión de huevos, fue lo que hizo el “Tigre de Huitzuco”, en 1981, en el gobierno de Alejandro Cervantes Delgado, quien no ordenó la represión de estudiantes universitarios que habían secuestrado decenas de autobuses “Flecha Roja” y “Estrella de Oro” para exigir respeto a la autonomía y más subsidio.
RFF montó en cólera y envío un camión de “Bachoco” con varias toneladas de huevos, que se estacionó fuera del Palacio de Gobierno. En el inmueble ya trabajaba en la secretaría particular del C. gobernador el economista de 25 años Ángel Aguirre Rivero.
Rubén Figueroa Smutny en aquella época era un adolescente de escasos 14 años. Ahora anunció que imitaría a su abuelo el “Tigre de Huitzuco”… aunque su padre matizó que él no pudo haber escrito eso en el “facebook”, por cuestiones generacionales y puede que tenga razón. Empero, de que tiene la misma vena de ocurrente, impulsivo y locuaz, ni quien lo discuta, aún a sus 44 años de plena inmadurez y desmadrosa conducta.

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