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Guerrero: ¿quién gobierna?

 

Por: Redacción / Sinembargo - abril 29 de 2013
Casa de citas
 
Maestros que un día bloquean la Autopista del Sol y el otro destruyen bienes públicos y privados; decenas de miles de niños y adolescentes sin clases; grupos de autodefensa que imponen sus leyes sobre las autoridades del estado y de los municipios, sin que se sepa quién o quienes los financian.
Y no sólo eso: grupos del crimen organizado que secuestran y asesinan a civiles a la luz del día; Acapulco, la joya de la entidad, convertido en un páramo y prácticamente en quiebra financiera.
Además, miseria y hambre en crecimiento, al punto que el propio gobierno de la entidad aceptó públicamente que son tantos los niños en esas condiciones que no le alcanzan los recursos para atenderlos y su futuro está en riesgo por la hambruna.
También una vieja deuda social que no se paga: en nada se aminora la impunidad que alimenta a los caciques locales –incluidos los políticos–, que siguen explotando a placer los recursos de la entidad y pasando por encima de los más débiles.
Pero el gobierno de Ángel Heladio Aguirre Rivero –quien el pasado 1 de abril cumplió dos años en el cargo– niega que haya ingobernabilidad en Guerrero, y es respaldado por el presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano Grijalva, quien lo llevó a esa gubernatura junto con el Partido del Trabajo (PT) y Convergencia (ahora Movimiento Ciudadano). Apenas hace unos días, Zambrano Grijalva subestimó el estado de las cosas en esa entidad y aseguró que lo que ahí sucede son “hechos aislados”.
“No hay ingobernabilidad en Guerrero, salvo los actos aislados de vandalismo que se presentaron en Chilpancingo, Guerrero está en tranquilidad, ahí está realizándose la Convención Nacional Bancaria anual [el pasado 26 de abril], el gobernador ha estado realizando giras por las distintas regiones del estado y los asuntos se han estado circunscribiendo en el protagonismo de estos individuos que el día de ayer vimos cometiendo desmanes que de ninguna manera pueden ser tolerados”, dijo la semana pasada el líder perredista en referencia a los maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG).
Pero lo cierto es que Aguirre Rivero no ha podido gobernar ni poner orden ni siquiera en su propia familia.
En la prensa local y nacional se le ha recriminado por no hacer cambios en su gabinete de amigos y familiares, y menos amarrarle las manos a sus múltiples parientes –que además cobran en la nómina del estado– para impedirles hacer negocios y otorgar favores políticos con recursos públicos.
Las riendas de su gobierno, denuncian los legisladores locales de oposición, no las lleva él sino sus cercanos, quienes han sabido aprovechar el río revuelto para sacar partido y jugosas ganancias.
Compromisos del Gobernador van y vienen, avisos de reformas, amenazas y denuncias contra los que supuestamente trastocan la ley. Pero nada se resuelve. No hay signos que vislumbren un cambio para bien de la sociedad.
Guerrero va a la deriva en las ciudades y en los pueblos, en la costa y en la sierra. Sea por la mano de maestros disidentes y radicales, grupos del crimen organizado o caciques, la ciudadanía está disminuida, pasmada y no halla de dónde agarrarse, por más que los grupos defensores de derechos humanos, académicos, empresarios, agricultores, transportistas, estudiantes, exijan acciones concretas.
Pero no, Guerrero no padece ingobernabilidad. Eso está descartado, dicen Ángel Aguirre Rivero y sus socios del PRD.

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