Horas antes de la anunciada visita del gobernador de Guerrero al poblado de Xaltianguis, municipio de Acapulco, ubicado sobre la carretera federal 95, a uno 40 kilómetros del bello puerto del Pacífico, fue puesto virtualmente bajo sitio, con recorridos de vehículos artillados, por aire y tierra.
Los habitantes miran asombrados los helicópteros militares y de la policía federal, que sobrevuelan a baja altura el cielo agreste de este poblado que apenas la semana pasada se sublevó a los intentos del Ejército mexicano por desarmar a la policía ciudadana, formada por ellos mismos para darse tranquilidad, frente a los embates del crimen organizado, que habían incluos impuesto un toque de queda, ante la indiferencia de las autoridades.
Este martes, también cientos de policías fuertemente armados y protegidos con chalecos antibalas, a bordo de camionetas 4 x 4 y a pie, se apostaron en sitios estratégicos de la comunidad y otros la recorrían con mirada inquisidora.
En Xaltianguis, hace meses fue asesinada, en medio de la inseguridad que prevalecía, una hermana del extinto guerrillero guerrerense y egresado de la normal rural de Ayotzinapa, Lucio Cabañas Barrientos, sin que hasta la fecha se haya hecho justicia.
Hoy la fuerte vigilancia oficial se debe a que el gobernador Ángel Aguirre Rivero y el alcalde Luis Walton Aburto, que no se habían parado por ahí, decidieron visitar Xaltianguis.
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