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Negligencia en el manejo de Influenza en Acapulco



JULIO ZENON FLORES
En abril del año 2009 se declaró una pandemia de influenza AH1N1, desconocida hasta ese entonces, cuyo origen provino de una gripe aviar, aparentemente surgida en las granjas de Guanajuato, donde hubo una tremenda mortandad de aves, antes de que esa cepa o bacteria,  como le llaman los especialistas, comenzara a impactar mortalmente en los humanos. De inmediato se dictaron medidas  que la controlaron y que incluso nos cambiaron culturalmente, pues hoy es común que la gente que estornuda o tose, se cubre la boca con el interior del codo de la mano y no como antes, que se hacía con la palma de esta y al saludar o agarrar cualquier objeto, incluyendo el pasamanos del camión de pasajeros, se depositaba el virus que contaminaría a alguien más.
Hoy las cosas son distintas, hasta el momento de escribir este artículo habían muerto en el país 135 personas y ya se podía hablar de miles de casos positivos en cuanto a la presencia de la cepa en humanos, sin embargo, las autoridades se han mostrado reacias a decretar una alerta sanitaria o una emergencia epidemiológica, basados en que a diferencia del 2009, hoy hay vacunas y se ha llevado a cabo una campaña desde el pasado 15 de octubre, además de que ese virus se ha vuelto estacional y por lo tanto ya tenemos que acostumbrarnos a tenerlo entre nosotros.
Lo que no ha dicho, en especial a las familias que han perdido a algún ser querido por ese mal, es si también tenemos que acostumbrarnos a morir y si ese fuera el caso del mensaje que nos dan, entonces le tendremos que decir, que no, que a morir, uno o un ser querido, no nos podemos acostumbrar, pero sí en cambio a luchar porque los funcionarios de salud cumplan su función.
El hecho es que pese a que existan vacunas, que sea un virus conocido y que sea estacional, no debería ser un impedimento para poner en práctica medidas de emergencia que  eviten nuevos contagios y su proliferación, o bien, que nos digan cuánta gente tiene que morir, para que la Secretaria de Salud, tenga a bien ponerlas en marcha, más allá de ir a los medios de prensa decirnos que no nos apaniquemos.
Mientras, nueva gente sigue muriendo y ni siquiera han hecho nada para presionar a los empresarios y funcionarios de gobierno para que todo edificio público donde se concentre público, se pongan en marcha de nuevo las medidas de contención que fueron exitosas en el 2009 y que pese a que se dijo que serían permanentes, la verdad es que se encuentran muy relajadas, como la obligatoriedad del gel antibacterial, el uso de cubre bocas, campañas que prevengan el saludo de mano o de beso, reforzar la cultura del toser o estornudar cubriéndonos con el codo interior, entre otras.
Al respecto es necesario que las autoridades de salud, tanto federales como estatal rindan cuentas de los muertos por su negligencia, por no poner en marcha a tiempo ninguna medida a pesar de la detección del problema. La secretaria de Salud, debe ser llamada, e incluso su renuncia debe ser puesta en la mesa, como responsable, por negligencia, de la muerte de esas 135 personas, por un mal que dicen tener controlado.
O qué, ¿en la época de Calderón si funcionaban en Salud?

 trasfondoinf@hotmail.com

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