Trasfondo
Por
Julio Zenón Flores*
En
el PRI de Guerrero, los grupos políticos, de los cuadros medios hacia abajo,
están casi paralizados, en espera de una definición “de arriba”, a la
antigüita, con la esperanza de no caer en una confrontación total, de tal
manera que, aunque las cúpulas de los grupos se confrontan y se den hasta con
la cubeta, el tricolor pueda salir más o menos unido, en torno a quien se
defina desde “arriba”.
Lo
anterior significa que los priistas están conscientes de que la candidatura a
la gubernatura de Guerrero, es una cuestión nacional y que en ese tenor tienen
más o menos iguales posibilidades tanto Manuel Añorve, del poderoso grupo del
coordinador parlamentario tricolor en San Lázaro, Manlio Fabio Beltrones, como
Mario Moreno, del no menos fuerte Miguel Ángel Osorio y Cuauhtémoc Salgado,
protegido de Emilio Chuayfet y Héctor Astudillo, cercano al propio presidente
Peña Nieto.
Como
hemos dicho antes, el PRI nacional define su estrategia en relación con
Guerrero a partir de las necesidades del presidente Enrique Peña Nieto, quien
tiene dos referentes para tomar la gran decisión: El pacto por México, en el
cual se dice que para mantener el respaldo del PRD y del PAN a las reformas
estructurales, se ha pactado el respeto a los espacios que cada partido ya
tiene ganados en las entidades y, la necesidad de aumentar la presencia
legislativa del PRI para garantizar mayor respaldo a las iniciativas
presidenciales, lo que obligaría a empujar triunfos del tricolor en más
distritos electorales federales, incluyendo a Guerrero, donde no tiene a ningún
diputado por mayoría relativa.
En
cualquier caso, la competencia electoral no se elimina y para que PRD y PAN
mantengan sus espacios, tienen que ser competitivos o le serán arrebatados por
el PRI, por eso ambos partidos han pactado una alianza en cuatro estado de la
República que tendrán elecciones en el 2015, entre ellos Guerrero para el sol
azteca.
La
intensa actividad de los cabeza de grupo en Guerrero, ManuelAñorve, Héctor
Astudillo, Cuauhtémoc Salgado y Mario Moreno, se debe a que, en primer lugar,
el abanderado del PRI será determinado no sólo en función de sus ligas con la
gente del círculo naciona, sino su presencia y competitividad estatal, porque,
si la izquierda se divide y la alianza del PRD con el PAN no es suficiente, el
tricolor no sólo aumentará su presencia legislativa federal, sino que podría
arrebatar la gubernatura.
Por
eso observan atentamente lo que está pasando en la izquierda, el error de
cálculo del puntero Armando Ríos Piter, por cierto impulsado a esa acción por
un gobernador que aunque es perredista, no se tiene la certeza de que juegue
para beneficiar a su partido.
Entre
los priistas incluso hay quienes albergan la esperanza de que tras el apoyo del
equipo de Peña a Aguirre durante la campaña, sea pagado ayudando a que la
entidad regrese a ser tricolor, a cambio de hacer a su hijo alcalde de
Acapulco, desde donde buscaría en el 2018, la gubernatura para la familia Aguirre,
de nueva cuenta; sumado a ese error del puntero, se observa el crecimiento de
Luis Walton y la construcción de una posible alianza de MC con Morena y el PT
y, en función de cómo se divida o se agrupe la izquierda guerrerense, tener una
perspectiva de triunfo o no, que les lleve a lanzar a una figura que gane la
elección del 2015, lo cual podría incluir el que asuma la candidatura una
persona que no está conflictuada con ninguna de las corrientes estatales, es
decir, Claudia Ruiz Massieu.
Una
eventual lucha por la gubernatura entre tres, el PRI, el PRD y la alianza en
torno a Walton, daría al resultado el ingrediente democrático de la
incertidumbre y en ese caso, además del alcalde porteño, tendríamos a Rios
Piter y a un candidato priista local, muy probablemente Mario Moreno o Manuel
Añorve.
* El autor es periodista, escritor, analista político y marketer digital
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