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Bloquear a Evodio y dañar a Acapulco, mala idea

Editorial/Trasfondo

Siendo que los créditos constituyen una forma de oxigenar la economía propia para sacar adelante los gastos necesarios de toda estructura de gobierno, los órganos legislativos han venido poniendo diques al dispendio gubernamental, estableciendo reglas cada vez más estrictas, para evitar que malos ejemplos se repliquen.
De ahí que en la actualidad los municipios no se pueden sobre endeudar, como lo hicieron en años pasados; como lo hizo, por ejemplo el priista José López Portillo, que llevó la deuda pública a niveles descomunales e impagables comprometiendo a cambio la producción petrolera y como lo hizo el ex alcalde priista de Acapulco (qepd) Antonio Piza Soberanis, quien con todo sigilo adquirió un enorme adeudo de 800 millones de pesos para a través de CAPAMA comprar, sin necesidad alguna, el edificio del viejo Ayuntamiento.
Hoy los ayuntamientos no pueden adquirir deudas que rebasen su propio periodo de gobierno, para que no pueda heredar deudas a los gobiernos siguientes, como las que heredó el actual ayuntamiento que encabeza el alcalde Evodio Velázquez Aguirre.
En ese tenor, los ciudadanos pueden tener la seguridad de que cualquier empréstito solicitado por el actual gobierno de Acapulco para oxigenar sus finanzas, no comprometerá periodos posteriores y no endeudará al municipio (como sí lo hicieron quienes ahora critican tal acción), sino que el recurso servirá para dar solvencia a las obras sociales que el alcalde Velázquez pretende realizar, para dar a su gobierno un sello de servicio a la población acapulqueña.
De ahí que el fondo de la crítica de los diferentes niveles de gobierno: Estado, Congreso, partidos y algunos regidores, es en realidad la intención de poner piedras en el camino al joven alcalde que ha demostrado saber sortear los obstáculos y no ser un dócil subordinado del gobernador en turno.
Este es el problema real. Pese a que el gobernador Héctor Astudillo Flores, ha demostrado ser un político conciliador y con visión democrática y plural, se ha rodeado, como se le criticó desde el principio de su gobierno, de los llamados "fordcitos", es decir, modelos de políticos viejos y anticuados, amarrados a esquemas obsoletos de gobernabilidad.
Frenar el préstamo de 158 millones de pesos que permitirían dar a Acapulco un respiro económico en medio de las dificultades financieras provocadas por la caída de la recaudación ante los problemas de inseguridad en el puerto, es en realidad castigar a un joven presidente municipal que tiene brillo propio, que es líder nacional de los municipios del PRD y que ha usado más de una vez los foros nacionales para debatir temas de carácter local.
En realidad buscan castigar el hecho de que Evodio no sea lamebotas del actual gobernador (y ni siquiera es petición de Astudillo, quien es más consciente del asunto) y que en vez de ir a a suplicar de rodillas un apoyo al gobernador para resolver los problemas financieros, busque una salida digna mediante un empréstito que legalmente se puede adquirir y pagar antes de que termine su gestión.
En todo el ataque lanzado contra el alcalde acapulqueño se ha visto la mano oficial, pero sobre todo la mano de un viejo político anquilosado y vuelto en un autoritario empedernido, que todos saben que tiene el control del área de Comunicación Social estatal y de algunos medios adocenados por el poder, que reciben instrucciones directas de funcionarios obedientes.
Su labor tiende a ofender y a enlodar el nombre de un joven político que les ha demostrado que sabe gobernar, con el fin de que, como en la conocida historia de la cubeta de los cangrejos mexicanos, nadie pueda brillar en este estado lleno de miserias.
Por otro lado, coincidencia o no, pero con el incremento de la intensidad de los ataques mediáticos contra el ´presidente municipal de Acapulco, se percibe también el incremento de aparición de personas asesinadas o ejecutadas; algunas, al parecer deliberadamente colocadas, incluso por partes, en las playas de este destino turístico, así como de advertencias por medio de lonas que alertan de "calentamiento de la plaza". coincidencia o no, el nivel de violencia política contra el alcalde parece endosarse al nivel de violencia criminal.
Como México ya es otro desde el año 2000 en que se inició la transición política al perder el PRI la presidencia de la república, esos políticos anquilosados debieran entender que los tiempos de reyes, virreyes y disciplinados alcaldes ya pasaron; deben dar libertad a los ediles para tomar decisiones en al ámbito de su competencia y ser respetuosos del 115 Constitucional, hoy más vigente que nunca.
El pueblo está menos tonto de lo que los viejos políticos del autoritarismo creen y hasta el momento sólo observa ese enlodamiento en contra del edil acapulqueño, pero no se debe olvidar que históricamente ha rechazado esa guerra sucia y castigado a quienes la llevan a cabo. Al tiempo.














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