Acapulco, Gro. 9 de Septiembre de 2012, La Síntesis Informativa-Estaba ilusionado. El hombre más rico del mundo, Carlos Slim Helú –con una fortuna de 69,000 millones de dólares según la revista Forbes– a finales de febrero de 2012 viajó al puerto de Acapulco, en el estado de Guerrero, para una serie de actividades como Presidente del Consejo Consultivo para el rescate del Acapulco Tradicional. Su agenda estaba saturada de eventos para luego de cumplir con ellos regresar a la Ciudad de México. No había espacio libre, pero como amante del arte que es, lo que verdaderamente le entusiasmaba al empresario de 72 años era conocer la propiedad donde pasó los últimos años de su vida el pintor y muralista mexicano Diego Rivera.
No tenía cita. Pero es que originalmente tampoco tenía ese plan, así que en cuanto el presidente de Grupo Carso se desocupó de inmediato hizo una llamada para ver si podía ir de imprevisto a ver el inmueble, el cual le acababan de ofrecer que adquiriera en una sociedad tripartita. Los encargados de la casa le dijeron que debido a la hora sólo se encontraba el vigilante, quien le permitiría el acceso. Custodiado por todo su contingente de seguridad, el magnate salió rumbo al lugar pero se retrasó en el camino. El cuidador del predio asumió que ya no llegaría “el interesado” y se fue sin saber que el que estaba a punto de arribar era el dueño de Telmex, Telcel, El Globo, Mixup, Sanborns y Sears, entre otras decenas de importantes empresas. No hubo quién le abriera las puertas al “Rey Midas mexicano”.
Por sus murales la conoceréis
La propiedad conocida como Exekatlkalli o La Casa de los Vientos fue construida en la década de los 40 del siglo pasado por la coleccionista de arte Dolores Olmedo Patiño –empresaria, mecenas, amiga y musa de Diego Rivera– quien hospedó en varias ocasiones en su casa de playa al esposo de la también pintora Frida Kahlo (1907-1954). La residencia fincada en 3,000 metros cuadrados cuenta con amplios jardines, una alberca y una casa de dos niveles con 544 metros cuadrados construidos, la cual tiene una privilegiada vista al mar y desde donde se pueden apreciar los famosos clavados de La Quebrada.
Pero el valor de La Casa de los Vientos no radica en esos aditamentos. En este lugar Diego Rivera vivió entre 6 y 8 meses cada uno de los tres últimos años de su vida (falleció en 1957 a los 71 años de edad) y, en el estudio que acondicionó dentro del inmueble, pintó una serie de 25 atardeceres y plasmó cinco murales con mosaicos venecianos en los que se encuentran sus temas predilectos: la cultura prehispánica, Quetzalcóatl, el perro, la madre Tierra, motivos acuáticos, una paloma con una rama del laurel y una estrella roja con la hoz y el martillo que era muy característico de Diego, como símbolo de su comunismo.
En entrevista telefónica para Animal Político Aguirre Rivero revela que “la negociación no estuvo tan fácil. Estuvimos hablando varias veces con Carlos Phillips Olmedo y acordamos la compra en 3 millones de dólares”. Aun así, comenta el funcionario guerrerense, fue necesario buscar otros dos interesados en el proyecto, por lo tanto, “fueron tres los que invirtieron en la compra de La casa de los Vientos: 1 millón de dólares lo aportó el gobierno del estado de Guerrero; el otro millón lo puso el Gobierno Federal, a través del Conaculta y, finalmente el último millón llegó por parte de la Fundación Carlos Slim”.
Con el poder de su firma
La aparición de la iniciativa privada se dio una vez que ambos gobiernos habían aceptado aportar dos terceras partes del dinero. Fue Alejandra Frausto la que “mañosamente” o “afortunadamente”, como dice Adrián Pandal, llevó al joven que le habla al oído al ingeniero Slim a conocer la residencia de Dolores Olmedo, con el fin de sensibilizarlo sobre la importancia de rescatar la propiedad. Era la pieza que faltaba.
¿Cómo le planteaste la propuesta al ingeniero Slim? –le pregunto a Pandal–.
Tal cual. Le dije que estaba esa oportunidad y que yo vi que estaba medio abandonada la casa, que no tiene el mantenimiento necesario y que de hecho un mural se estaba desprendiendo. Le comenté que la idea era hacer un museo y que nos estaban invitando a participar. Él inmediatamente aceptó, yo creo que le gustó la idea.
¿En esa época la casa todavía estaba en 6 millones de dólares o ya había bajado a 3 millones?
En la propuesta que me hizo Alejandra no fue de tanto dinero, siempre se habló de comprarla en 3 millones de dólares, uno cada quien.
¿Y el Ingeniero no regateó?
Él conoce mucho de arte por el museo Soumaya. Sabe lo que es un Diego Rivera y sabe que los murales se van a quedar eternamente para Acapulco. En cuanto al valor él sabe lo que está haciendo, pero obviamente se muere de curiosidad de ver los murales personalmente.
¿Por qué Slim no compró totalmente la casa?
Nunca se nos planteó así, la propuesta fue conformar una tercera parte con el gobierno federal y con el gobierno local. Además él tiene ya su museo, tiene sus propias cosas.
¿Veremos un Sanborns al interior de esta nueva propiedad de Slim?
No, están en pláticas con gente de Acapulco para que haya un restaurante con comida más tradicional, algo típico de la zona.
Efectivamente, en el Museo Diego Rivera –como adelanta Aguirre que se llamará el lugar– se exhibirán fotografías, películas y libros sobre Acapulco, así como historias de celebridades internacionales que vivieron ahí como el actor de Hollywood John Wayne. De igual forma se tiene planeado que el lugar cuente con un restaurante, una cafetería y una biblioteca. “La idea es formar un patronato para que se encarguen de la administración y mantenimiento con el objetivo que se vuelva un museo autosustentable”, dice el político.
Por su parte, Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes asegura que por ahora el Conaculta sólo se ha involucrado en la adquisición de la propiedad pero “estamos en la mejor disposición para ver cómo podemos ayudar en un futuro a que se consolide este proyecto cultural”.
“El ingeniero Carlos Slim está muy entusiasmado” asegura el gobernador de Guerrero y, aunque apenas se dará inicio a los trabajos de remodelación se espera que a finales de 2013 –si todo marcha como lo tienen planeado–, puedan mostrar al público la primera etapa. Seguramente el número uno en la lista de los millonarios del mundo ahora sí podrá visitarlo.
No tenía cita. Pero es que originalmente tampoco tenía ese plan, así que en cuanto el presidente de Grupo Carso se desocupó de inmediato hizo una llamada para ver si podía ir de imprevisto a ver el inmueble, el cual le acababan de ofrecer que adquiriera en una sociedad tripartita. Los encargados de la casa le dijeron que debido a la hora sólo se encontraba el vigilante, quien le permitiría el acceso. Custodiado por todo su contingente de seguridad, el magnate salió rumbo al lugar pero se retrasó en el camino. El cuidador del predio asumió que ya no llegaría “el interesado” y se fue sin saber que el que estaba a punto de arribar era el dueño de Telmex, Telcel, El Globo, Mixup, Sanborns y Sears, entre otras decenas de importantes empresas. No hubo quién le abriera las puertas al “Rey Midas mexicano”.
Por sus murales la conoceréis
La propiedad conocida como Exekatlkalli o La Casa de los Vientos fue construida en la década de los 40 del siglo pasado por la coleccionista de arte Dolores Olmedo Patiño –empresaria, mecenas, amiga y musa de Diego Rivera– quien hospedó en varias ocasiones en su casa de playa al esposo de la también pintora Frida Kahlo (1907-1954). La residencia fincada en 3,000 metros cuadrados cuenta con amplios jardines, una alberca y una casa de dos niveles con 544 metros cuadrados construidos, la cual tiene una privilegiada vista al mar y desde donde se pueden apreciar los famosos clavados de La Quebrada.
Pero el valor de La Casa de los Vientos no radica en esos aditamentos. En este lugar Diego Rivera vivió entre 6 y 8 meses cada uno de los tres últimos años de su vida (falleció en 1957 a los 71 años de edad) y, en el estudio que acondicionó dentro del inmueble, pintó una serie de 25 atardeceres y plasmó cinco murales con mosaicos venecianos en los que se encuentran sus temas predilectos: la cultura prehispánica, Quetzalcóatl, el perro, la madre Tierra, motivos acuáticos, una paloma con una rama del laurel y una estrella roja con la hoz y el martillo que era muy característico de Diego, como símbolo de su comunismo.
En entrevista telefónica para Animal Político Aguirre Rivero revela que “la negociación no estuvo tan fácil. Estuvimos hablando varias veces con Carlos Phillips Olmedo y acordamos la compra en 3 millones de dólares”. Aun así, comenta el funcionario guerrerense, fue necesario buscar otros dos interesados en el proyecto, por lo tanto, “fueron tres los que invirtieron en la compra de La casa de los Vientos: 1 millón de dólares lo aportó el gobierno del estado de Guerrero; el otro millón lo puso el Gobierno Federal, a través del Conaculta y, finalmente el último millón llegó por parte de la Fundación Carlos Slim”.
Con el poder de su firma
La aparición de la iniciativa privada se dio una vez que ambos gobiernos habían aceptado aportar dos terceras partes del dinero. Fue Alejandra Frausto la que “mañosamente” o “afortunadamente”, como dice Adrián Pandal, llevó al joven que le habla al oído al ingeniero Slim a conocer la residencia de Dolores Olmedo, con el fin de sensibilizarlo sobre la importancia de rescatar la propiedad. Era la pieza que faltaba.
¿Cómo le planteaste la propuesta al ingeniero Slim? –le pregunto a Pandal–.
Tal cual. Le dije que estaba esa oportunidad y que yo vi que estaba medio abandonada la casa, que no tiene el mantenimiento necesario y que de hecho un mural se estaba desprendiendo. Le comenté que la idea era hacer un museo y que nos estaban invitando a participar. Él inmediatamente aceptó, yo creo que le gustó la idea.
¿En esa época la casa todavía estaba en 6 millones de dólares o ya había bajado a 3 millones?
En la propuesta que me hizo Alejandra no fue de tanto dinero, siempre se habló de comprarla en 3 millones de dólares, uno cada quien.
¿Y el Ingeniero no regateó?
Él conoce mucho de arte por el museo Soumaya. Sabe lo que es un Diego Rivera y sabe que los murales se van a quedar eternamente para Acapulco. En cuanto al valor él sabe lo que está haciendo, pero obviamente se muere de curiosidad de ver los murales personalmente.
¿Por qué Slim no compró totalmente la casa?
Nunca se nos planteó así, la propuesta fue conformar una tercera parte con el gobierno federal y con el gobierno local. Además él tiene ya su museo, tiene sus propias cosas.
¿Veremos un Sanborns al interior de esta nueva propiedad de Slim?
No, están en pláticas con gente de Acapulco para que haya un restaurante con comida más tradicional, algo típico de la zona.
Efectivamente, en el Museo Diego Rivera –como adelanta Aguirre que se llamará el lugar– se exhibirán fotografías, películas y libros sobre Acapulco, así como historias de celebridades internacionales que vivieron ahí como el actor de Hollywood John Wayne. De igual forma se tiene planeado que el lugar cuente con un restaurante, una cafetería y una biblioteca. “La idea es formar un patronato para que se encarguen de la administración y mantenimiento con el objetivo que se vuelva un museo autosustentable”, dice el político.
Por su parte, Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes asegura que por ahora el Conaculta sólo se ha involucrado en la adquisición de la propiedad pero “estamos en la mejor disposición para ver cómo podemos ayudar en un futuro a que se consolide este proyecto cultural”.
“El ingeniero Carlos Slim está muy entusiasmado” asegura el gobernador de Guerrero y, aunque apenas se dará inicio a los trabajos de remodelación se espera que a finales de 2013 –si todo marcha como lo tienen planeado–, puedan mostrar al público la primera etapa. Seguramente el número uno en la lista de los millonarios del mundo ahora sí podrá visitarlo.
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